En las elecciones autonómicas del pasado 28 de mayo, en la Comunidad Valenciana ganó Carlos Mazón, del PP, con 40 escaños. Como la mayoría absoluta se sitúa en 50 (de un total de 99), necesitará los 12 diputados de Vox para gobernar. Mientras que el socialista Ximo Puig obtuvo 33 escaños, que aunque son más que los 27 que sacó en 2019, no le son suficientes para gobernar.
Ximo Puig realizó el martes unas declaraciones en las que vino a decir que la culpa de haber perdido el poder se debía a “circunstancias exógenas” a la propia Comunitat Valenciana. Esto puede interpretarse de muchas maneras, pero la más común sería entender que Puig echa la culpa a la mala gestión del presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, que le habría afectado a él negativamente.
De hecho, este miércoles en Onda Cero ha reconocido que la decisión de Sánchez de pactar con Bildu, sobre todo tras el polémico caso de los condenados por ETA en sus listas, le ha afectado: "Pensaba que aquí no tenía que tener ningún recorrido, pero al final estas cosas sí calan en la población".
Se echa en falta por parte del todavía presidente de la Generalitat valenciana en funciones algo de autocrítica
En cualquier caso, se echa en falta por parte del todavía presidente de la Generalitat valenciana en funciones algo de autocrítica. Por ejemplo, al obviar los escándalos que han afectado a la Generalitat valenciana, que fue condenada a indemnizar a Teresa, la menor abusada por el exmarido de Mónica Oltra, la exvicepresidenta de la Generalitat valenciana, que tuvo que dimitir por este caso.
De momento Puig parece decidido a seguir en la oposición -al menos es lo que ha dejado claro hoy- pero si dejara la política activa, le espera un sueldo de 75.000 euros anuales durante 15 años, con oficina, coche oficial y un asesor y un chófer a su servicio, según la Ley del Estatuto de expresidentes de la Generalitat Valenciana aprobada en el año 2002 tras un acuerdo alcanzado entre el PP y el PSPV-PSOE, recuerda hoy ABC.