No comprenderemos lo que ocurre en España, al menos en la España oficial, hasta que consideremos, lo que el cachondo de Wodehouse calificaría como la "psicología del personaje". Del personaje Sánchez, se entiende.
No hace falta que profundicen mucho en los resultados gallegos donde, por cierto, lo que ha pasado no es bueno pero está muy claro. En Galicia ha perdido la España roja pero ha ganado la España rota y roja. Por su parte, la derecha se emborracha de triunfo y se cree autorizada para continuar con el progresismo de derechas que practica, y que es lo que le está llevando a la irrelevancia social... justo cuando Feijóo, borracho de triunfo, acusa a Sanchez de llevar al PSOE a la irrelevancia política. ¿Y qué, don Alberto?
Repito: en Galicia ha perdido la España roja pero ha ganado la España rota y roja. Pues no sé yo... Por su parte, la derecha se emborracha de triunfo y se cree autorizada para continuar en el progresismo por haber ganado en Galicia. Está claro que Feijóo no sabe lo que hace porque no sabe lo que deshace. Sinceramente, no creo que este escenario sea como para tirar cohetes.
Por otra parte, en Galicia ha perdido la izquierda... y ha ganado la ultraizquierda: ¿esto es bueno?
Pero volvamos a la psicología del ciudadano Pedro. No necesito resumir esa psicología del personaje porque ya lo ha hecho por mí El País. Ojo a uno de sus titulares de portada: "Sánchez reclama liderazgos fuertes en la autonomías que 'incluso trasciendan la marca' del PSOE".
Por eso, sin despeinarse, Sánchez no ha dudado en sumar los 9 míseros escaños conseguidos por el PSOE a los 25 obtenidos por los comunistas del Bloque para asegurarnos que él, no el PSOE, ha vuelto a ganar. Ya saben, liderazgos fuertes aunque no son míos, que ya los haré míos. Y se ha quedado tan ancho.
Traducido: a don Pedro le importa un comino España pero también el PSOE. Lo que le importa es permanecer en el centro. Si para retener el sillón de Moncloa hay que tener a un Puigdemont reinando en Cataluña, a una comunista radical -sí, comunista radical como Ana Pontón- en Galicia y a un terrorista de todo corazón, como Arnaldo Otegi con mando en plaza en el País Vasco, lo tendrá: ¿Qué más da que se hunda España, o mi propio partido, si no se hunde su secretario general, de nombre Pedro, Sánchez por su padre y Pérez-Castejón por su madre?
Ahora se entiende todo y procede formular la misma pregunta al líder del PP: don Alberto, ¿seguro que todo va bien?