Pedro Sánchez está dispuesto a todo con tal de seguir viviendo en La Moncloa. Eso ya lo sabemos y entre las concesiones que están encima de la mesa está la condonación de la deuda a los catalanes. En otras palabras, lo que debe Cataluña se lo tendrían que repartir el resto de CCAA, salvo País Vasco y Navarra, que tienen un régimen especial.

Condonar la deuda en general no es una buena idea y condonarla a Cataluña en particular, tampoco. Pero es que, además, no serviría de nada porque al final, la deuda seguiría viva y habría que pagarla. “El Estado se quedaría con ella. Sólo cambiaría de manos”, afirmó Ángel de la Fuente, director ejecutivo de Fedea, en una entrevista con EFE. En este caso concreto lo que sucedería es que todos los españoles tendrían que asumir la deuda de Cataluña, además de la suya propia, por ejemplo, la deuda generada por las 'embajadas' que la Generalitat ha repartido por todo el mundo.

No sólo eso, la decisión iría contra la línea de flotación del Fondo de Liquidación Autonómica (FLA), creado en 2012 por Cristóbal Montoro para ayudar a la financiación de las CCAA con más deuda, a cambio de un compromiso de prudencia. ¿Para qué comprometerse si finalmente el Estado asumirá la deuda?

En definitiva, condonar la deuda a Cataluña es una barbaridad, como también lo sería conceder a Cataluña el mismo régimen fiscal que tienen País Vasco y Navarra, algo a lo que Sánchez también estaría dispuesto con tal de lograr su apoyo para la investidura. Supondría un golpe mortal a la financiación autonómica, entre otras razones porque estamos hablando de una Comunidad con 7,5 millones de habitantes, frente a los 2,1 millones del País Vasco y los casi 700.000 de Navarra.