La verdad es que el Gobierno Sánchez vive en estado de descomposición acelerada. Ya no hace leyes, sólo decretos en los que reparte subvenciones mientras sigue creciendo la deuda pública española y nos aproximamos a los niveles de rescate, vamos, que cada día nos parecemos más a Grecia.
Y si como cada día temen más economistas, en el cuarto trimestre del año y el primero de 2023 entramos en recesión... entonces la descomposición se convertirá en putrefacción. En el entretanto, la deuda pública se dispara. La reacción no puede ser más triste, el Sanchismo -el PSOE ya no existe- se ha convertido en una máquina de consignas.
El Sanchismo -el PSOE ya no existe- se ha convertido en una máquina de consignas
El Gobierno ya no hace reformas, sólo decretos para repartir subvenciones, mientras la deuda pública se dispara.
Los ejemplos son muchos: la crisis energética ha hecho rectificar a media Europa: ya se habla de cancelar el cierre de nucleares y todo el mundo hace mangas y capirotes del Acuerdo de París. España no, el Gobierno socio-podemita se rige por tópicos ideológicos y no rectifica jamás.
Al tiempo, no hay política de agua, ni agrícola, no hay reindustrialización y estamos desperdiciando para ello, con alguna excepción, los fondos europeos. Es como si España no estuviera a punto de entrar en recesión.
Nueva consigna de Moncloa: los culpables de todo lo que ocurre, todo malo, son Putin y Feijóo... no necesariamente por ese orden
Al Sanchismo le da igual. Se ha convertido en una máquina de propaganda y en una fábrica de consignas. Verbigracia: la nueva consigna de Moncloa no puede ser más simplona: los culpables de todo lo que ocurre, todo malo, son Putin y Feijóo... no necesariamente por ese orden.
El Sanchismo está en descomposición pero Sánchez no lo sabe, y esta plaga bíblica amenaza con arruinar a España.