Mentiría quien afirmara que a Ferrovial le va bien tras su espantada de España y su huida a Ámsterdam. Su subidón en la última sesión de bolsa se debe a la venta de su participación en el aeropuerto londinense de Heathrow, pero esa ya no lo puede vender otra vez.
Ahora bien, el cabreo empresarial con el Sanchismo es de tal calibre, que la huida a Ámsterdam -el peor lugar- de Rafael del Pino está a punto de ser secundada por entidades como Repsol o Iberdrola, que ya lo han dicho abiertamente y atención con dos que no lo dicen pero lo piensan: los dos grandes bancos, el Santander y el BBVA. Algunos piensan en Londres como la eléctrica y los dos grandes bancos, aunque les asusta el Brexit y que la economía del Reino Unido no pase por su mejor momento y otros, como la petrolera, piensan en Estados Unidos.
España necesita el liberalismo económico de Javier Milei y el cristianismo filosófico de Robert Schuman. El socialismo español, abducido por los comunistas de Sumar, persigue a los elementos más productivos de la sociedad... y a los católicos
Vamos, marcharse de hecho o de derecho. Trasladar la sede social fuera -de derecho- o invertir fuera de España -de hecho y más peligroso- se ha convertido en agenda de las principales empresas españolas.
Y todo ello por la misma razón: no soportan a Pedro Sánchez. Ojo, no sólo por los impuestazos ridículos, que gravan a los españoles y no a los extranjeros, o por lo que llaman falta de seguridad jurídica, que también. No, es que hasta los banqueros tienen su coranzoncito: lo que no soportan es la prepotencia de Sánchez, que camina hacia una tiranía a pasos agigantados ni el hiperliderazgo de Pedro Sánchez, un tipo que no tiene límites.
Mejor no engañarse, pues este es el panorama nacional. Familias y empresas -todo el que puede, por supuesto- huyen de la España de Sánchez, de derecho o de hecho. Ojo, no lo apruebo ni lo justifico, lo que hay que hace es quedarse y luchar contra Sánchez, y tampoco lo comprendo: ¿o es que les importa más el dinero que su país? Pero les entiendo, porque la atmósfera empieza a resultar asfixiante y los acontecimientos se precipitan hacia una tiranía con forma democrática. O como dicen en Andalucía: este chico tiene muy poca vergüenza.
Primero hay que producir, luego repartir, no al revés. El Sanchismo está haciendo realidad dos peculiaridades del comunismo: que no es otra cosa que envidia hacia el rico y querencia hacia lo grande en detrimento de lo pequeño
Ahora mismo, España necesita el liberalismo económico de un Javier Milei y el cristianismo filosófico que un Robert Schuman, fundador de la Unión Europea (UE), pretendía para Europa.
Por contra, el socialismo español, abducido por los podemitas (por Sumar que es lo mismo que Podemos pero un poco menos grosero, por tanto, más peligroso) persigue al creador de riqueza, al autónomo, al elemento más productivo de la sociedad... y a los católicos.
Han olvidado que primero hay que producir, luego repartir, no al revés. La España de Sánchez está a un un paso de hacer realidad la frase más nefasta de todos: gano lo mismo en el paro que trabajando.
Además, el Sanchismo está haciendo realidad dos peculiaridades del comunismo: que no es otra cosa que envidia hacia el rico, hacia todo el que le va mejor a mí y repudio de la excelencia, así como la querencia hacia lo grande en detrimento de lo pequeño.
Los amigos de Sánchez para esta tarea, más de 'democracia socialista' que de 'socialismo democrático', son dos: el enemigo interno de España -los separatismos españoles- y las multinacionales extranjeras, que le apoyan a cambio de subvenciones públicas pagadas por los españoles.
Los aliados de Sánchez son dos: el enemigo interno -los separatistas españoles- y las multinacionales extranjeras, que le apoyan a cambio de subvenciones públicas pagadas por los españoles. Ojo, apoyo propagandístico, que no industrial. O sea, como la danesa Maersk
Ojo, apoyo propagandístico, que no económico. Por cierto, ¿dónde está la inversión de 10.000 millones de euros que los daneses de la multinacional de transporte marítimo Maersk, uno de los mayores contaminantes del planeta, iban a invertir en España? Seguramente esperando a que Sánchez les entregue las subvenciones prometidas que pagaremos el conjunto de los españoles. De otra forma, no, no habrá inversión alguna de Maersk en España.
Pero, eso sí, la foto de los jefazos daneses en La Moncloa junto al presidente del Gobierno, ya obra en el inconsciente colectivo.
Por cierto, repasen ustedes la agenda de Moncloa. Sánchez no tiene tratos con los empresarios españoles pero le encanta recibir con todos los honores a las multinacionales extranjeras. Y éstas, encantadas de ser recibidas y de cobrar subvenciones públicas españolas. Cuando Sánchez se marche de Moncloa -algún día se marchará- dejará España convertida en un páramo industrial. Bueno, y envuelta en guerracivilismo... pero la culpa la tendrán la derecha y los curas.
En el entretanto, Santander, BBVA, Iberdrola y Repsol andan tentados de seguir los pasos de Ferrovial: esto se está volviendo irrespirable... claro que ellos son los mismos que califican de ultras a quienes rezan el Rosario en la calle Ferraz.