En el PSOE insisten en la estrategia. Hay que ganar las elecciones del 23-J atacando, no al PP, sino a Vox y martilleando con que el PP está rendido a Vox. La demagogia socialista llega a tal punto que se acusa al PP de estar gobernando con la ultraderecha en varias comunidades autónomas.
Y ahí tienen a Zapatero, rasgándose las vestiduras con la lista más votada. No porque el PP se haya negado a ingerir su medicina de la lista más votada en el pasado, que en eso el bueno de ZP va cargado de razón, sino porque si volvemos al bipartidismo se habrá destrozado toda la obra de ZP, que es el frentismo. Recuerden que en el periodo 2004-2012, el de ZP, fue cuando resucitó en España, el fantasma de la Guerra Civil. Fue con ZP, con quien regresó el frentismo fratricida español, el mismo que provocó la guerra civil de 1936. No se había vuelto a hablar de los asesinatos de la II República y la Guerra Civil hasta ZP, el primero se alió con todos los nacionalistas del mundo mundial y con el Partido Comunista, hoy Podemos. Sánchez sólo solidificó su estela.
¿Cómo podemos ser los cristianos tan idiotas? ¿Ahora resulta que el problema para el voto católico es Vox y la esperanza consiste en que se imponga el PP de Feijóo? ¡Anda ya!
Y es que en España no hay izquierda y derecha, hay progresismo y cristianismo. Si lo prefieren, llámenlo humanismo cristiano.
De ahí procede toda la confusión mental actual en el electorado español. Veamos: el voto católico español para el 23-J sólo tiene un candidato: Vox. Y Sánchez ya sólo tiene una estrategia contra el PP: Vox. Se alían ustedes con los ultras de derecha... cuando él se ha aliado con los ultras de izquierda, Podemos, y nada menos que en el Gobierno de la nación.
Pero, ojo, el CIS de Tezanos le dice que la táctica es buena y lo cierto es que Santiago Abascal lo está haciendo muy mal. Juega a la defensiva y su meta no es ganar, sólo hacerse imprescindible a Núñez Feijóo, un progre de derechas.
Y lo digo yo, que reclamo a Santiago Abascal más valentía para hablar de los valores no negociables
Ya hemos dicho en el modelo de Santiago Abascal debería ser -por ahora no lo es- Giorgia Meloni, que no salió a empatar ni a se comparsa de nadie: salió a ganar y ganó.
En cualquier caso, ¿cómo podemos ser los catolicos tan idiotas? ¿Ahora resulta que el problema para el voto católico es Vox y la esperanza consiste en que se imponga el PP de Feijóo, que no hará nada por nosotros pero tampoco nos hará daño? ¡Anda ya!
Y sí, lo digo yo, que reclamo a Santiago Abascal más valentía para hablar de los valores no negociables de Benedicto XVI. vida, familia, libertad de enseñanza y bien común. Pero lo único que se parece a un voto católico en coherencia, se llama Vox.