El mal no es más que la ausencia de bien y la mentira no es más que la ausencia de verdad. Por tanto, hasta los grandes embusteros necesitan decir de vez en cuando alguna verdad... para que su mentira cuele.
Pedro Sánchez es un gran embustero, capaz hasta de hacerse trampas en el solitario pero ha dicho una pequeña verdad: estaba quebrado emocionalmente cuando escribió su famosa carta a la ciudadanía. Naturalmente, no por el fango y lodo que le acosa, producto de la ola reaccionaria que recorre el mundo, y que no es otra cosa que la crítica que cualquier dirigente político debe afrontar en cualquier país libre, sino porque sus trucos ya no cuelan entre la opinión publicada y, lo más insufrible, porque si salía -si sale- a la calle sin la protección propagandística y logística, puede ser abucheado en cualquier lugar de España. El Sanchismo ha generado mucha servidumbre pero muy poca simpatía.
Empresas, prensa y justicia, esas son las tres patas del poder sanchista: las tres han de ser suyas
Además, en contra de lo que se ha aceptado de forma acrítica, la carta la escribió Sánchez impelido por su propia esposa, la muy ambiciosa Begoña Gómez, quien le acusa de ser el culpable de sus desdichas y de la campaña -naturalmente infundada- desplegada contra ella: te has granjeado demasiados enemigos.
Junto a ello, llevaba tiempo el señor presidente dolido en su orgullo, emocionalmente quebrado en su egolatría, ante una sociedad que no le ama, más bien lo contrario, cuando aparece en escena Rodríguez Zapatero, un hombre de confianza del Nuevo Orden Mundial (NOM), en quien confía más que en el narcisista y, por tanto, incontrolable, Pedro.
La gran alianza: los medios tradicionales se unen al sanchismo para acabar con la prensa independiente. Mientras, el gobierno presiona a los grandes anunciantes para que retiren la publicidad de los medios digitales: hay que hundirles
Es ZP quien convence al presidente de que cuando se está acorralado es cuando debes mantenerte en el poder con más ahínco, porque sólo desde el poder puedes labrarte una salida honrosa... del poder.
Y así empieza el contra-ataque. Esta es la situación de la España actual: el Sanchismo asalta las empresas para dotarse de cargos para sus fieles, además de para asfixiar a la prensa independiente... y lo más triste, para llorar, es que los grandes editores, los señores de la prensa, se han unido a Moncloa contra "los digitales", contra la prensa independiente de Internet. Y, por supuesto, para lograr ambos objetivos, controlar empresas y medios, precisa de una justicia dócil. Diagrama cerrado de un país llamado España.
El Gobierno va por un lado, la clase política por otro. Gracias a eso funciona España. No es que Sánchez haga cosas buenas o malas: es que no hace nada. Ya no se le ocurre otra idea que mantener las salvajadas perpetradas durante la anterior legislatura
Así surge la alianza apestosa: los medios tradicionales se unen al Sanchismo para acabar con la prensa independiente de Internet. A los medios tradicionales les incomoda, les quita lectores y, por tanto, ingresos, la pléyade de pequeñas empresas, diminutas, que han montado periódicos en la Red. Como decía un miembro del antiguo equipo de imagen de Mariano Rajoy, diez años atrás: podemos controlar a seis grandes medios pero no a 60 medios pequeños.
En plata: el Gobierno Sánchez presiona a los grandes anunciantes para que retiren la publicidad de los medios digitales: hay que hundirles.
Naturalmente, no necesito aclararles que los los señores de la prensa tiene otra ventaja para Sánchez: por encima de su aparente diversidad, presuntamente a favor o en contra del Ejecutivo, el periodismo tradicional es todo él, políticamente correcto. El nuevo periodismo independiente no.
Los grandes editores saben que, en Internet, todos somos iguales: "se juntan dos periodistas, abren una página WEB y ya han hecho un periódico"... y eso no lo soportan
Además, como dijo Joseph Oughourlian, el especulador financiero que hoy preside PRISA: se juntan dos periodista montan un chiringuito y le llaman periódico.
Claro, don Joseph, es que un periódico es lo que hacen un par de periodistas que se juntan para informar. Y el periodismo electrónico, la prensa independiente de Internet, no necesita editores, o necesita un nuevo tipo de editor literario, como el de los comienzos del periodismo, cuando no existía lo peor: la gran empresa periodística ni los señores de la prensa. Por eso es un periodismo más libre y por eso pretende el gobierno acabar con él: porque no pueden controlarlo. Además, que sé yo, con tanta libertad y con tanta diversidad, te podria salir algo horrible. Mismamente, un digital católico, que hable de Cristo sin miedo. Y claro: eso no puede ser.
A día de hoy, Pedro Sánchez es un hombre al borde de un ataque de nervios. Vive... a ver cómo aguanta y por eso, en su estertor, dispara su prepotencia. Y es que el Sanchismo ha generado mucha servidumbre pero muy poca simpatía
Insisto: el Sanchismo asalta las empresas para dotarse de cargos para sus fieles, también para Pedro Sánchez que ve su salida cada vez más próxima porque no hay quien le aguante. También necesita controlar a las grandes empresas, que después de lo de ayer tarde en Telefónica, con el nombramiento de Carlos Ocaña, empieza a adquirir aires de sainete.
En cualquier caso, las grandes compañías son, también, los grandes anunciantes, lo que pueden asfixiar económicamente a la prensa independiente, todo aquel que ose poner en escena la gran mentira del Sanchismo. Y para lograr ambos objetivos, claro, precisa de una justicia dócil. Empresas, prensa y justicia, esas son las tres patas del poder sanchista: las tres han de ser suyas.
Con tanta diversidad periodística en la red Internet, te podria salir algo horrible. Mismamente, un digital católico, que hable de Cristo sin miedo. Y claro: eso no puede ser
Ahora bien, afortunadamente, el Gobierno va por un lado, la clase política por otro. Gracias a eso funciona España. No es que Sánchez haga cosas buenas o malas: es que no hace nada. Ya no se le ocurre otra idea que mantener las salvajadas perpetradas durante la anterior legislatura. A día de hoy, Pedro Sánchez es un hombre al borde de un ataque de nervios. Vive... a ver cómo aguanta y por eso, en su estertor, dispara su prepotencia.
España es hoy un país que funciona gracias a los que madrugan cada mañana (esa España que madruga que Vox parece haber olvidado) y sacan adelante su negocio y se buscan la vida intentando no desanimarse ante la burocracia asfixiante y la España irrespirable que ha creado el sectarismo progresista de Pedro Sánchez. Que si no...