Contábamos en Hispanidad, que estamos ante un nuevo hecho histórico del Gobierno de Sánchez: por primera vez en su historia los inspectores de Trabajo, los subinspectores y el personal técnico y administrativo del cuerpo irían a la huelga.
Exigían al Gobierno que cumpliera con el acuerdo que suscribieron en julio, por el que se debía reforzar su plantilla, así como los medios materiales y técnicos de los que disponen. Los convocantes denunciaban que sufren acumulación de déficit -vamos, que les faltan medios- que deja su actividad condenada “al fracaso”.
Al abandono del Gobierno se sumaban las modificaciones legales producidas durante la pandemia, con la reforma laboral, los ERTE y los constantes movimientos consecuencia de la crisis económica, destacaba el CSIF.
Pues bien, Yolanda Díaz, ha dado con la solución al conflicto, y hace un dos por uno de cosas chulísmas.
Su ministerio primará a los inspectores por vigilar el cumplimiento empresarial de la reforma laboral y las obligaciones derivadas de los ERTE, objetivos que considera de "máximo interés". Es decir, Yolanda da 6 millones de euros extra para sancionar a las empresas que incumplan su chulísima reforma laboral. Con esto consigue dos cosas, acabar con la huelga y perseguir al creador de empleo, ella por supuesto sigue creando poco empleo.
Yolanda Díaz, la dama roja, de abanderada de la lucha contra la precariedad laboral, a perseguidora del empleador.