Cumbre de otoño, la importante, del FMI, celebrada este año en Marrakech, en ese nuevo empeño tonto, otro error de Occidente, de presentar a Marruecos, en los salones rococó de la sociedad global, como uno de los nuestros, como un ejemplo del islam moderado. Lo cierto es que el Régimen de Mohamed VI, descendiente del Profeta Mahoma,  no puede ser moderado porque es islámico y la moderación musulmana es una contradicción 'in terminis': el islam no tiene clemencia porque no entiende de caridad. Al mahometano le exigen dar limosna, pero no entregar el corazón.

En cualquier caso, gran asamblea del FMI en Marrakech. A ver si nos entendemos: el Fondo Monetario Internacional no es un fondo, es un banco, de la misma manera que su gemelo, el Banco Mundial, no es un banco, es un fondo, la mayor ONG progre del mundo. Temible.

En el 'moderado' Marruecos, ya se habla de la próxima crisis de deuda, producto de una generación de políticos derrochones

El FMI tampoco es un organismo rector de la economía mundial. Tan sólo es un prestamista de última instancia. Es decir, lo que le interesa es que la gente pague sus deudas. Por eso, de su magna reunión marroquí surgen mensajes tan curiosos como el de que casi la mitad de los bancos del mundo pueden verse afectados por la subida de tipos decretada para luchar contra la inflación: ¿de verdad?

Otro mensaje surgido en Marrakech: hay que controlar la inflación. De acuerdo pero, ¿para qué hay que controlarla? Porque según el FMI, si no se controla se revaluarán los activos financieros. Es decir, el prestatario verá elevada su deuda y, con ello, es posible que irrumpa en escena el monstruo de las pesadilla del FMI, la fiera que violenta sus sueños: la morosidad. Y es que cuando un Estado no paga sus deudas, el prestamista FMI tiene que poner dinero nuevo para que el prestatario pague sus deudas viejas.

Si produjéramos más se reduciría la inflación, pero si producimos menos, si te pagan para que no siembres en lugar de pagarte por lo que siegas... lo lógico es que la inflación se dispare

Quizás por ello, la asamblea del FMI en Marrakech, ha prorrumpido en dos 'grossen chorradem':

1.La subida de tipos puede poner en dificultades a los bancos. Pero, cabezas de huevo del FMI: no digan estupideces. La subida del precio del dinero beneficia, antes que a nadie, a los bancos, que son prestamistas y esa subida del precio oficial del dinero dispara el margen entre activo y pasivo, que es en lo que consiste el negocio bancario.

Pero es lógico que el FMI, como banco que es, dedicado, además, a que el comercio global no se detenga, es decir, a que los gobiernos paguen su deuda publica y su deuda comercial, le preocupe el alza de tipos. Si el titular de un préstamo hipotecario tiene que pagar más cada mes a su banco a lo mejor llega un mes en que no pueda pagar la amortización de su crédito: eso es lo que teme el FMI, no otra cosa.

2.Segunda muy gruesa necedad prescrita en Marruecos: la subida de tipos decretada por los bancos centrales, precisamente para luchar contra la inflación puede revaluar los activos financieros. En plata, que puede aumentar la mora.

Claro, pero es que la subida de tipos era necesaria porque no sólo revalúa los activos financieros sino que otorga a todos los activos, a todos los elementos de la producción, su valor real. Es absurdo que el dinero se regale. El dinero a precio cero significa que se están devaluando todos los factores de la producción: la inversión, el capital, el empleo y, sobre todo, atención, supone que se dispara la cantidad de deuda pública en circulación.

Los ecologistas nos prohiben producir más en Occidente porque dañamos el planeta mientras millones de personas pasan hambre en el Tercer Mundo. Ecología no, economía

Todos los políticos irresponsables -insisto, en Occidente, sólo el 99 por 100- se han dedicado durante la última década a emitir deuda a precio de risa y se la compraban sin rechistar porque la gente no tenía dónde invertir sus ahorros. De esta forma, han creado un déficit fiscal monstruoso que ahora sólo podrá solucionarse reduciendo esas prestaciones públicas (el Estado del Bienestar): pensiones, sanidad y educación, principalmente que hoy ya consideramos, y en parte lo son, "nuestros derechos". Sólo que no tenemos dinero para pagar esos derechos. Mismamente, las pensiones.

A todo ello recuerden lo que venimos repitiendo en Hispanidad: se nos avecina una crisis de deuda que eso sí que hace temblar al FMI, pues entramos en su terreno. Encima, la inflación no remite por una sencilla razón; porque no es una inflación de exceso de demanda sino de falta de oferta.

Ahí entramos en la otra razón por la que nuestro prestamista de última instancia está preocupado aunque, cual víctima hipnotizada de la serpiente, no se atreve a moverse: el ecologismo imperante -¡Pobre del 'negacionista' o sea, del sensato, que se atreve a negar el dogma laico del cambio climático!- nos exige consumir menos y producir menos, cuando debería impelernos a lo contrario: producir más y permitir que los pobres consuman más.

Porque, al mismo tiempo, si produjéramos más entonces, además, se compensaría la inflación, pero si no producimos, si se rompen las cadenas de suministro, si te pagan para que no siembres en lugar de pagarte por lo que siegas... es lógico que la inflación se dispare.

El Régimen de Mohamed VI, descendiente del Profeta Mahoma, no puede ser moderado porque es islámico y la moderación musulmana es una contradicción 'in terminis': el islam no tiene clemencia porque no tiene caridad

Pero insisto: estamos en inflación por escasa oferta no por excesiva demanda. Ese tipo de inflación se cura produciendo más, no consumiendo menos ni con ningún ejercicio de economía circular ni de descarbonización. Además, el cambio de modelo económico hacia lo verde resulta carísimo e ineficiente. El FMI, tan preocupado por el cambio climático, una de dos: o se hace el sueco o no se está enterando de nada.

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En cualquier caso, ¿economía circular?  Sí, se trata de aprovechar mejor los recursos pero siempre para producir más -también más seres humanos invitados al banquete de la vida- no para consumir menos. Producir más para vivir mejor, no consumir menos para volver a la caverna.

Esto es el sustrato de la Asamblea de Otoño del FMI, celebrada en Marruecos. Su directora, Kristalina Georgieva, otro de los adalides del Nuevo Orden Mundial (NOM), alaba a gobiernos como el español aunque, como prevé el desastre, no hace más que rebajarle sus previsiones para el próximo año (¡y estamos en octubre!). Georgieva sabe que países de economía subvencionada, como España, que con Sanchismo ha renunciado  producir y que con subvenciones europeas sostiene, mal que bien, su carísima economía verde, se convierte en portaestandarte, mientras la prensa progre española repite las mentiras de doña Nadia Calviño: somos el motor de la economía europea.

¡Qué motor ni qué historias! España no es otra cosa que el recipiendario -de fondos, que no de cargos- de subvenciones europeas que son fondos, igualmente europeos, que no están reindustrializando España, como mienten Sánchez y Calviño, sino recreando una España vaga de subvenciones públicas y voto cautivo.

Y el que venga detrás que arree.