Entramos en la última y decisiva semana antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.
En el flanco demócrata, la gran novedad de la semana ha sido la irrupción en campaña del expresidente Barack Obama en apoyo de su antiguo número dos Joe Biden. Lo cierto es que aunque los demócratas consideran la entrada de Barack Obama como la llegada del maná del cielo, ya en 2016 el entonces presidente Obama intervino en numerosos actos de campaña a favor de Hillary Clinton, con el resultado que hoy todos conocemos…
Siguiendo la dinámica de la campaña demócrata, el expresidente Obama está dando mítines, que los asistentes pueden seguir desde su vehículo, para guardar la distancia de seguridad. Pese a todas las medidas de seguridad, apenas unas decenas de asistentes han acudido a escuchar al expresidente y principal referente demócrata en sus vehículos, pero los medios de comunicación estadounidenses se han encargado de contarnos que no era por la falta de tirón del expresidente sino por la dificultad de asistir. Ciertamente debe ser complicado, dado que EEUU es el país con más vehículos por habitante de Occidente, tomar el vehículo y acudir a escuchar el mitin.
Una vez más, el expresidente escupió en el tradicional decoro presidencial estadounidense, que supone que los presidentes de EEUU no se pronuncian sobre la gestión de sus sucesores -algo que todos los inquilinos de la Casa Blanca han cumplido menos él- y no dudó en dedicar insultos tales como incapaz al actual presidente Trump. Pero además de su ya habitual vacuo e irrespetuoso discurso, Obama añadió un elemento novedoso al mismo: La cursilería. Así, afirmó que EEUU debía votar para “dejar atrás la oscuridad”.
Es realmente llamativa la actitud del expresidente Obama para con Joe Biden, en tanto en cuanto Biden fue su vicepresidente y mano derecha durante sus ochos años de presidencia. En primer lugar, Obama nunca apoyó en las primarias a Biden y solo le brindó su confianza a partir del mes de junio de 2020, cuando ya se había confirmado que Biden sería el candidato demócrata. Por otro lado, Obama ha esperado nada menos que hasta la semana previa a las elecciones para participar en actos a favor del candidato demócrata. A ello se une la cada vez mayor presencia mediática de la exprimera dama, Michelle Obama, quien, al igual que su marido, no duda tampoco en vulnerar todo tipo de decoro e insultar abiertamente al actual presidente Trump.
El escaso entusiasmo e implicación de los Obama en la campaña de Joe Biden, parece abonar la teoría de que los antiguos inquilinos del Despacho Oval, desean una derrota de Biden la próxima semana, para lanzar la campaña presidencial de Michelle en 2024. Campaña que, en principio, contaría con gran apoyo del aparato del partido, dado el desastre que está demostrando ser la candidata a vicepresidenta de Joe Biden, Kamala Harris, en su debut en el panorama nacional.
Y, como imaginarán, el expresidente Obama tampoco aclaró quién construyó las jaulas.