Desde que llegó a la Casa Blanca, el presidente Joe Biden se ha convertido en un adalid del ecologismo radical. En sus ya casi tres años al frente de la primera potencia mundial, el demócrata ha adoptado un agenda ecologista radical, que ha generado perniciosos efectos sobre la economía y el mercado laboral estadounidense, además de unos elevados costes energéticos.
Entre los “hitos ecologistas” del presidente destaca la prohibición del fracking en terrenos federales y la eliminación del Proyecto del Oleoducto Keystone entre Canadá y Estados Unidos, uno de los planes más ambiciosos de la historia y que permitiría el transporte del crudo desde Canadá hacia toda la geografía estadounidense.
Pero esta semana, ha ido más allá. El presidente Biden ha anunciado el bloqueo indefinido para la extracción de petróleo en millones de acres de tierras federales. La decisión de la Administración Biden impedirá la perforación de combustibles fósiles en 16 millones de acres de tierras federales en el Estado de Alaska. Lo que equivale a casi 65.000 kilómetros cuadrados (km2), es decir, una extensión mayor que países europeos como Suiza, Croacia o Dinamarca.
Así, el plan prohíbe la extracción en casi 3 millones de acres del Mar de Beaufort en el Océano Ártico frente a la costa norte de Alaska y muy especialmente limita la perforación en más de 13 millones de acres en la decisiva Reserva Nacional de Petróleo, una enorme extensión de terreno reservada por el Congreso para el desarrollo de recursos. Además, la Agencia de Protección Ambiental Estadounidense (en inglés, EPA) ha revelado que en el futuro se extenderá la prohibición de extracción de petróleo a otras zonas del Estado y que incluso, se detendrá el desarrollo de infraestructuras de oleoductos de combustibles fósiles en el norte de Alaska.
El director ejecutivo de ConocoPhillips, tercera mayor petrolera del país, ha advertido a Biden que bloquear o reducir su proyecto en Alaska perjudicaría la demanda del propio presidente de más producción por parte de las grandes petroleras. Así, el ejecutivo ha recordado que funcionarios de la Administración Biden y muchos demócratas en el Congreso han criticado a las compañías de petróleo y gas durante el último año por no producir más energía en respuesta a los altos precios.
No es la primera vez que Biden toma una medida de esta clase: hace unos meses, contábamos en Hispanidad, que el presidente demócrata anunciaba la creación de dos nuevos monumentos nacionales en el suroeste del país, en el área de Spirit Mountain en Nevada y Castner Range en Texas, sumando en conjunto más de 514.000 acres de tierras públicas, unos 2.080 kilómetros cuadrados de terreno, que impedirían la perforación y extracción de minerales. Una decisión con gran impacto económico, dado que el Estado de Nevada es uno de los principales productores de litio, un mineral clave para las tecnologías de energía verde.
La decisión de Biden tiene lugar la misma semana que el expresidente y candidato en las primarias presidenciales republicanas Donald Trump ha denunciado la “locura” que supone el impulso de los vehículos eléctricos por el presidente Biden. Trump ha recordado los graves efectos que esta agenda progresista puede tener en el mercado laboral estadounidense, particularmente en Estados como Michigan, donde más de 170.000 puestos de trabajo dependen de la industria automovilística.
“Biden es una catástrofe para Michigan y su extremismo ambiental es despiadado, desleal y horrible para el trabajador estadounidense”, ha manifestado Trump. El republicano también ha apuntado que, de cumplirse los planes de Biden, quien pretende que para el año 2032, dos terceras partes de los vehículos que se vendan sean eléctricos, será un desastre para Estados Unidos, por cuanto según Trump, “el cien por cien de dichos coches se fabricarán en China y no en EEUU”.