El Club Bilderberg celebra en Madrid, en el lujoso hotel Eurostars Suites Mirasierra, blindado para la ocasión, su 70 reunión anual desde este jueves hasta el domingo 2. Los asistentes tratarán asuntos como la mal llamada inteligencia artificial, el transhumanismo, el cambio climático o las elecciones de noviembre en EEUU, entre otros.

Lo llamativo de todo esto, sin embargo, ya no es la reunión sino el hecho de que el propio Club Bilderberg la haya hecho pública mediante un comunicado remitido a los medios de comunicación. Tanta alharaca, extraña en su historia, nos lleva a pensar que con este grupo selecto está sucediendo lo mismo que les sucede, y les ha sucedido a lo largo de su historia, a las logias masónicas: cuando se hacen más poderosas y comienzan a suscitar excesiva curiosidad, a tener muchos focos encima, pasan a ser secretas, dan el paso de la masonería regular a la irregular, que es, por cierto, la que realmente tiene influencia, pero manteniendo a los hermanos regulares, y legales, como escaparate del movimiento. 

Por decirlo así, el Gran Oriente Español es la masonería regular, siempre trasparente, mientras a la masonería irregular española, cuya existencia no se niega, nadie sabe quién la compone. Eso sí, la regular aporta 'hijos de la viuda' a la masonería irregular, de la misma foma que las levas de logias regulares las aportan, entre otros, los rotarios. 

En definitiva, que habría un Bilderberg secreto por encima del aludido escaparate Bilderberg que celebra su mitin anual en Madrid y que es quien verdaderamente detentaría el poder y la condición masónica de durmiente. 

Bilderberg podría estar inmerso en un proceso similar, en esa segunda fase, de tal manera que los asistentes a la reunión en Madrid no sean los que verdaderamente dicten por dónde debe ir Occidente en los próximos años. En cualquier caso, la lista de asistentes -también pública- es digna de mención, aunque sólo sea en su vertiente española.

Hablamos, de la feminista Ana Botín, presidenta de Banco Santander y actualmente coordinadora del grupo en España, encargo que heredó del ‘Darwin’ español, José Manuel Entrecanales, presidente y CEO de Acciona -también acudirá a la reunión- que, a su vez, recogió el testigo de Juan Luis Cebrián, ahora desterrado de PRISA y su entorno por sus críticas a Sánchez.

Por cierto, el padre de doña Ana, Emilio Botín, nunca quiso saber demasiado de Builderberg. Junto a Botín y Entrecanales, también asistirán Sol Daurella, presidenta de Coca-Cola EP, el ilustrado Pedro J. Ramírez, director de El Español y José Creuheras, presidente de Planeta y de Atresmedia.

Por parte del Gobierno están inscritos Carlos Cuerpo y José Manuel Albares, titulares de Economía y Exteriores, respectivamente. Cierran la representación española Pablo Hernández de Cos, gobernador saliente del Banco de España, Ildefonso Castro, secretario de Relaciones Internacionales del PP y José Juan Ruiz, presidente del Real Instituto Elcano. No nos olvidamos de Nadia Calviño, número dos de Sánchez en la pasada legislatura y actualmente presidenta del Banco Europeo de Inversiones.

Se avecinan sobremesas apasionantes porque además de ver la final de la Champions, el sábado, los asistentes hablarán sobre el estado actual y la seguridad de la mal llamada inteligencia artificial -si es artificial no es inteligencia y si es inteligencia no es artificial-, el transhumanismo, el cambio climático -muy adecuado para las conversaciones de ascensor-, el futuro de la guerra, la situación geopolítica, los retos económicos de Europa y EEUU, el panorama polílico de EEUU, Ucrania y el mundo, Oriente Medio, China y Rusia.

De este orden del día tan completo merece la pena resaltar el transhumanismo, la gran obsesión de las élites mundiales, que tienen pavor a la muerte y quieren ser inmortales en la Tierra. Lo más preocupante no son las piernas biónicas o los órganos artificiales, sino la programación genética y la manipulación del ADN.

Para terminar, no duden de que la mayoría de los asistentes, por no decir todos, querrán que sea Biden quien gane las elecciones de noviembre en EEUU. Y no será porque se declara a sí mismo católico, sino más bien porque es muy progresista y hace justo lo contrario a lo que haría un católico consecuente.

Por cierto, la reina Sofía, habitual en estas citas, no acudirá. Al rey Juan Carlos nunca le gustaron. Hasta donde se conoce, Felipe VI no ha acudido nunca a Bilderberg. (Aclaración: Esto decíamos ayer jueves, hasta que en la mañana de este viernes 31, la periodista y escritora Cristina Martín Jiménez constató la llegada del rey a la cena del jueves).