En Brasil, en medio de las multitudinarias protestas que tuvieron lugar este domingo contra los abusos de poder de la Corte Suprema brasileña contra el expresidente Jair Bolsonaro, el actual presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, nominó ayer lunes a su ministro de Justicia, Flávio Dino, para ocupar una silla en la Suprema Corte. 

Ahora el Senado debe confirmar el nombramiento de Dino tan solo por mayoría simple. 

Se da la circunstancia de que, además de su ministro de Justicia, el tal Dino ha jugado un papel relevante en las investigaciones precisamente contra Jair Bolsonaro.

“Agradezco (a Lula) esta nueva prueba de reconocimiento profesional y confianza (...). Dialogaré en búsqueda del honroso apoyo de los senadores y senadoras”, dijo en X (antes Twitter), Dino, quien sustituirá a la exmagistrada Rosa Weber, que se jubiló el 2 de octubre pasado con 75 años.

Pero es que, para más inri, es el segundo nombramiento con polémica que realiza Lula para el Supremo, ya que en junio nombró a Cristiano Zanin, su abogado personal…

“No es prudente, no es democrático que un presidente de la República quiera tener como amigos a ministros de la Corte Suprema. Creo que la Corte Suprema se tiene que elegir por competencia y currículo, no por amistad”, había dicho Lula en un debate antes de la segunda vuelta presidencial.

¿Les suena todo esto a lo que ha ocurrido y está ocurriendo en España?

Primero: las mentiras y el cinismo de Lula son perfectamente comparables a las mentiras y el cinismo de Pedro Sánchez, quien también hace tiempo llegó a asegurar que él velaría por la independencia del poder judicial en España...

Y segundo: al igual que Lula ha hecho en el Supremo brasileño, Pedro Sánchez ha nombrado a un exministro suyo, Juan Carlos Campo y a una colaboradora en su Gobierno, Laura Díez, como miembros del Tribunal Constitucional, el máximo órgano de garantías en España, que debe decidir, nada menos, que sobre la amnistía a los delincuentes del procés…