En Brasil, las autoridades empezaron rápidamente a lanzar investigaciones y medidas judiciales desde la noche del domingo, después del asalto de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro al Congreso, el palacio presidencial y la corte suprema.
Los bolsonaristas pedían una "intervención militar" para acabar con el gobierno de Lula da Silva, nombrado hace una semana como presidente de Brasil por tercera vez, después de gobernar la primera economía iberoamericana entre 2003 y 2010.
La Corte Suprema de Brasil ha dictaminado que los campamentos instalados por partidarios de Bolsonaro ante bases militares deben ser levantados en un plazo de 24 horas y que las carreteras deben ser desbloqueadas. El magistrado Alexandre de Moraes lo ha acordado así tras apartar de su cargo al gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, por un período de 90 días, y ordenaba además bloquear las cuentas de usuarios de las redes sociales de Facebook, Twitter y TikTok "que difunden propaganda antidemocrática”.
La Fiscalía general solicitó abrir inmediatamente investigaciones que lleven a la "responsabilización de los involucrados" en los ataques contra las sedes de los poderes en Brasilia.
La Corte Suprema de Brasil ha dictaminado que los campamentos instalados por partidarios de Bolsonaro ante bases militares deben ser levantados en un plazo de 24 horas
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que había ido a Araraquara, en el estado de Sao Paulo (sureste), para observar los desastres causados por inundaciones recientes, volvió en la noche del domingo a Brasilia para constatar los daños en el palacio presidencial y el máximo tribunal, recoge Swissinfo.
"Los golpistas que promovieron la destrucción del patrimonio público en Brasilia están siendo identificados y serán castigados", escribió en Twitter. "Democracia siempre", añadió el mandatario, que despachará el lunes desde el palacio presidencial pese a los destrozos.
Lula denunció un "gesto antidemocrático" como "nunca se había hecho en la historia" de Brasil anunció castigos legales contra los responsables de los destrozos y "quienes los financian”.
En un tuit, el expresidente Jair Bolsonaro, que partió a Estados Unidos dos días antes de la investidura de Lula, condenó los "saqueos e invasiones de edificios públicos”.
Sin embargo, Lula declaró que los "discursos" del expresidente derechista habían "estimulado" a los "vándalos fascistas" a llegar a invadir las sedes de la Presidencia, el Congreso y el Supremo Tribunal Federal (STF) en Brasilia, edificios vecinos ubicados en la denominada Explanada de los Ministerios.
En el mundo, numerosos dirigentes condenaron la toma de las sedes del poder en Brasilia. El presidente estadounidense, Joe Biden, lo resumió en una palabra: "escandaloso".