Tal y como recogió Hispanidad recientemente, en Brasil, el Tribunal Supremo decidió por unanimidad, el pasado mes de marzo, investigar al expresidente Jair Bolsonaro por un presunto delito de intento de golpe de Estado el 8 de enero de 2023, una semana después de que el socialista Lula da Silva asumiese, de nuevo, el cargo de presidente del Gobierno.

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En esa fecha del 8 de enero de 2023, y tras haber pedido las elecciones de octubre de 2022, centenares de seguidores del expresidente brasileño Bolsonaro entraron y atacaron las sedes del Congreso y el Tribunal Supremo, en la ciudad de Brasilia. 

El relator del caso en el Supremo, el juez Alexandre de Moraes, señaló: "Existen pruebas razonables que sustentan la denuncia". "Tuvimos un intento de golpe de Estado violentísimo (...) una violencia salvaje, con petición de intervención militar para un golpe de Estado". Por su parte, el fiscal general Paulo Gonet explicó: "La frustración se apoderó de los miembros de la organización criminal que, sin embargo, no renunciaron a la toma violenta del poder, ni siquiera después de que el presidente electo de la República jurara su cargo". 

Cabe recordar también que en 2023, Bolsonaro fue inhabilitado para ejercer cargos públicos durante ocho años acusado de difundir bulos sobre la integridad del funcionamiento electoral brasileño a gobiernos extranjeros. 

Es decir, que desde la llegada al poder, de nuevo, de Lula da Silva ha tratado de vengarse de su rival político.

Porque el presidente socialista estuvo 580 días en la cárcel, condenado por corrupción por el entonces juez Sergio Moro, que luego fue nombrado ministro de Justicia por Bolsonaro tras ganar las elecciones en 2018. 

Posteriormente, en 2021, la justicia brasileña anuló la sentencia contra Lula al considerar que no se habían respetado sus derechos durante el proceso llevado a cabo por Moro.

Y ahora, el último paso en la venganza de Lula, que como todo buen izquierdista aspira -y ha conseguido- a controlar la justicia, ha sido la apertura por el Supremo de juicio a Bolsonaro, por un delito por el que le podrían caer hasta 20 años de cárcel. También serán investigados otros siete cargos, incluidos exministros y militares. 

Cabe recordar que, en las elecciones de octubre de 2022, el socialista Lula se había impuesto en la segunda vuelta con un 50,9% de los votos, sobre el 49,1% de Bolsonaro. Es decir, por un muy estrecho margen. 

Bolsonaro ha afirmado que se siente "perseguido". “Lo que realmente quieren no es encerrarme: quieren matarme, porque soy una espina clavada en sus gargantas”. "El actual sistema busca sacar de la boleta electoral a los liderazgos de derecha". "Pero si creen que voy a desistir o huir, están equivocados".

En este momento, Bolsonaro se encuentra ingresado en la UCI por un empeoramiento de su salud tras una cirugía debido a un grave problema intestinal. 

Estando así, ingresado, una funcionaria de justicia fue enviada al hospital el miércoles 23 de abril, por orden del juez Alexandre de Moraes, para notificarle formalmente la apertura del proceso penal.

Ayer jueves, el equipo médico del hospital donde permanece ingresado afirmó que Bolsonaro sufrió un “empeoramiento clínico” con una “elevación de la presión arterial”, recoge CNN.  

“Lula quiere ver a Bolsonaro tras las rejas antes de 2026”, dijo un diputado cercano al expresidente, según recoge Informe Orwell

Y es lo que piensa mucha gente en Brasil…