El catolicismo llegó en Europa hasta donde llegaron las armas españolas, tras la rebelión luterana y calvinista. Ahora, a pesar de todos los palos en la rueda que ha mostrado la democristiana-woke, Ursula von der Layen, para orillar al presidente de turno de la Unión Europea (UE), el húngaro Víctor Orban, España se ausenta del Consejo Europeo de Budapest, el primero desde el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos. Es decir, cuando el mundo da un giro.
El triunfo de Donald Trump no resulta antieuropeo, es, precisamente, el triunfo de los principios europeos, o sea de los valores cristianos, los que también forjaron los Estados Unidos, frente a la cristianofobia woke
Sánchez no puede acudir porque está muy ocupado salvando vidas en Valencia. Y es que, a día de hoy, España cuenta con un presidente de gobierno convertido en una punta de lanza del Nuevo Orden Mundial (NOM) en Europa, un presidente woke, con vocación profanadora de todos los principios cristianos que alumbraron Europa. Con un España católica que se encargó de mantener la llama del verdadero cristianismo, el catolicismo, en toda Europa.
Veamos: Budapest acoge el Consejo Europeo bajo Presidencia húngara, aunque la muy democristiana Von der Leyen haya ninguneado a Hungría, en todas las reuniones, más habituales, de la Comisión Europea y del Consejo de Ministros.
Para Von der Leyen y para Pedro Sánchez, para la derecha y la izquierda clásicas, ambas degeneradas hoy en ideología de género, Víctor Orban es un ultra... sencillamente porque su cosmovisión es cristiana y la democristiana Von der Leyen no puede soportar eso.
Pues bien, en Budapest, Europa elige ahora entre cristianismo y cristofobia, independientemente de la nomenclatura de la ideologías allí presentes. Porque lo que subyace al fondo es precisamente eso.
Inquietante presencia en el Consejo Europeo del musulmán turco Erdogan, empeñado en que Unión Europea acepte como miembro a Turquía... mientras el continente es invadido por una marea islámica que odia a quien le acoge: a los 'cruzados' europeos
Ojo, también tendrá que elegir entre una economía liberal, más justa, o una economía subvencionada, endeudada y arruinada... como ahora mismo es la economía europea, donde el espíritu del Estado del Bienestar, que de suyo no es malo, ha arrasado cualquier rasgo de meritocracia. Es decir, ha arrasado con la definición misma de justicia, que consiste en dar a cada uno lo suyo.
Por lo demás, el triunfo de Donald Trump no resulta antieuropeo. Se trata, precisamente, el triunfo de los principios europeos, o sea de los valores cristianos, los que también crearon Estados Unidos, frente a la cristianofobia woke.
¿Es Donald Trump un modelo democristiano? Evidentemente no. A un político cristiano no se le pide que sea santo, se le pide que sea coherente con esos principios. Y por encima de su mala educación, Trump lo es; Von der Leyen, que aunque se diga democristiana, no lo es. O a lo mejor es que es demócrata pero no cristiana.
Mientras, en Alemania, el canciller Scholz expulsa a los liberales del Gobierno. O sea, que habrá elecciones en 'Teutonia'. Es otra víctima del pluralismo interno, de la esquizofrenia resultante de mezclar a socialistas con liberales y a ambos con los verdes
En la bella Budapest, contamos con la inquietante presencia del musulmán turco Recep T. Erdogan, empeñado en que Europa acepte como miembro de pleno derecho a Turquía... justo en el momento en que el continente es invadido por una marea islámica que odia a los 'cruzados'... europeos, que odia a los países que le acogen.
La presencia de Erdogan resulta, cuando menos, inquietante; cuando más, insufrible. Sobre todo porque los más majaderos de Europa (la Europa actual está llena de majaderos suicidas) se dedican a subvencionar a unos musulmanes que pretenden destruir al subvencionador lo antes posible y que continúan cantando las excelencias de sus países de origen, de donde salieron huyendo de la esclavitud, la ignorancia y la miseria. Bueno, destruir al subvencionador no: más bien meterle la mano en el bolsillo y luego imponerse a él e incluso marginarle, allá donde logre el poder, sea nacional o local.
Pero como éramos pocos la abuela se dedica a coquetear. En Alemania, motor económico de Europa, el canciller socialista Olaf Scholz ha expulsado a los liberales del Gobierno. O sea, que habrá elecciones en Teutonia. Scholz es otra víctima, asimismo suicida, pues él se ha metido en el fregado, del pluralismo interno, esa esquizofrenia de moda que pretenden mezclar a socialistas, con liberales y a ambos con los verdes.
Queda el análisis de nuestro Pedro. Ojo al dato: tras demostrar lo que vale en Valencia, el presidente del Gobierno español no acudirá al Consejo europeo, ni a la Cumbre Iberoamericana de Ecuador, es decir, a los dos sitios donde España debe estar y, en ambos casos, sobre todo en Hispanoamérica, liderar.
Muy bueno lo de Sánchez: tras demostrar lo que vale en Valencia, no acude al Consejo europeo, ni a la Cumbre Iberoamericana, pero sí a la Cumbre del Clima en Azerbaiyán... el verdugo de Armenia, que pretende blanquearse gracias a la religión climática
Sin embargo, nuestro líder, el héroe de Paiporta, sí estará en la Cumbre del Clima (COP-29) de Azerbaiyán, el verdugo musulmán, armado por Turquía, de la cristiana Armenia, que pretende blanquearse gracias a la religión climática y a pesar de ser un país productor de petróleo. Apuesto triple contra sencillo a que no defenderá a los masacrados armenios cristianos de Nagorno-Karabaj.
La hipocresía internacional al uso da para esto y para mucho más. En el caso Sánchez, su presencia en Bakú no sólo pretende blanquear el juguete roto en que se convirtió en Paiporta, donde ofreció la peor imagen de un hombre público exhibiendo cobardía en público.
No, Sánchez apoya a los islámicos de Azerbaiyán, dotados de armamento y mala leche por su amigo Recep T, Erdogan, para masacrar a los cristianos armenios con los que han practicado una verdadera ingeniería social... como los propios turcos lo hicieron en el primer genocidio de la era moderna: el genocidio armenio de 1921, perpetrado por los musulmanes turcos contra los cristianos. No es que Sánchez permita la cristofobia, es que Sánchez es un cristófobo.
En cualquier caso, la Unión Europea se juega su futuro en Budapest tras el triunfo de Donald Trump. Mucho me temo que el alumno no ha aprendido la lección, pero un católico nunca puede perder la esperanza en la Resurrección de Europa, madre de Occidente y sede de la civilización cristiana occidental.