El próximo lunes, Donald Trump tomará posesión como presidente de los Estados Unidos. Un evento de dimensiones históricas, dado que se convertirá en el único presidente, junto con Grover Cleveland, en ejercer la presidencia en dos mandatos no consecutivos, y tendríamos que remontarnos al siglo XIX para contemplar tal precedente.

La toma de posesión llega en un momento especialmente dulce para el republicano, que ha generado un gran optimismo entre el pueblo estadounidense, que aprueba con entusiasmo la transición presidencial. Los analistas también consideran sorprendente la gran influencia que está teniendo el próximo presidente, incluso antes de tomar posesión. Así, se puede ver en decisiones tales como que Meta haya puesto fin a los verificadores de datos, la renuncia a la ideología woke por importantes multinacionales (McDonald’s, Disney, Walmart, Toyota, Ford, Harley-Davidson, Jack Daniel’s y John Deere) o en el alto el fuego entre Israel y el grupo terrorista islámico Hamás.

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Por el contrario, los demócratas, tras su dura derrota en las presidenciales de noviembre, y al ser ahora minoría, tanto en el Congreso como el Senado, afrontan una grave crisis interna, agravada por los lamentables datos de popularidad de la Administración saliente del presidente, Joe Biden, y la vicepresidenta, Kamala Harris. Y esa crisis ha tenido como traca final la grave situación de los incendios en Los Ángeles, que está poniendo en tela de juicio la gestión de los progresistas al frente de su gran feudo, California, revelando la pésima gestión del gobernador Gavin Newsom, una de las grandes estrellas de la formación demócrata, y las consecuencias del ecologismo radical que lleva años defendiendo el partido.

Con este escenario, han comenzado las audiencias en el Senado de los candidatos nominados por Donald Trump para formar parte de su gabinete. Entre ellos, destaca la importante influencia que tendrán los católicos en este segundo mandato del republicano.  

En primer lugar, destaca JD Vance, quien a los 40 años se va a convertir en vicepresidente y, por tanto, en la segunda autoridad de la nación, y ante la imposibilidad de que Trump pueda presentarse a un tercer mandato en 2028, los ojos están puestos en él como sucesor y líder del trumpismo en el futuro próximo. Saltó a la fama nacional por ser el autor del bestseller publicado en 2016, Hillbilly Elegy, obra de referencia para entender el cambio social estadounidense de las últimas décadas, que ha hecho que millones de históricos votantes demócratas hayan pasado a ser trumpistas. Su éxito literario le llevó a su activismo político, convirtiéndose en un estrecho aliado de Donald Trump. De firmes convicciones conservadoras y provida, si bien Vance fue educado como cristiano evangélico, en 2019 se convirtió al catolicismo al considerar que era la auténtica fe verdadera y porque, según Vance, la teología católica es la guía de sus ideas políticas. 

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Al frente de la relevante de la Secretaría de Estado estará el actual senador por Florida, Marco Rubio. De profundas convicciones católicas, y padre de cuatro hijos, Rubio se ha distinguido durante toda su carrera política como un defensor de los valores cristianos y de los principios no negociables. A sus 53 años, Rubio se convierte no sólo en el primer hispano en ostentar la jefatura de la diplomacia estadounidense, sino también en el hispano en alcanzar el puesto más relevante en la historia de Estados Unidos. 

También en materia de política exterior, otra católica ostentará la relevante embajada de Estados Unidos ante la ONU. Se trata de la congresista por Nueva York, Elise Stefanik, quien ha ostentado la jefatura de bancada de los republicanos y, por tanto, el puesto de número tres de los republicanos en la Cámara de Representantes. 

Y Rubio no será el único hispano católico en la nueva Administración Trump-Vance, al frente de la Secretaría de Trabajo estará Lori Chavez-DeRemer, quien hasta el presente 2025 era congresista por Oregón.

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Al frente de Sanidad y Transportes habrá más representación católica. Robert F. Kennedy Jr., hijo de Bobby Kennedy y sobrino de JFK, asumirá la secretaría de Salud y Servicios Humanos. Candidato independiente en las presidenciales de este año, finalmente acabó por apoyar a Trump. Se ha distinguido por sus críticas a la gestión de la pandemia del Covid-19, habiendo cuestionado las medidas liberticidas adoptadas al respecto. Sin embargo, su postura confusa con respecto al aborto ha despertado suspicacias entre la mayoría conservadora y provida del partido.

En cuanto a la secretaría de Transportes, el excongresista republicano Sean Duffy sucederá al icono del movimiento LGTBI y candidato en las primarias presidenciales demócratas de 2020, Pete Buttigieg. Católico y padre de nueve hijos, uno de ellos con Síndrome de Down, Duffy está casado con Rachel Campos, que ha trabajado en diversos medios de comunicación como MTV, ABC News y Fox News.