Empezamos esta crónica semanal de Hispanoamérica -en la que hacemos especial énfasis en la defensa de la vida, la familia natural, la libertad de enseñanza y el bien común, es decir, los principios no negociables establecidos por Benedicto XVI- en Chile, para defender el principio no negociable del derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural.

En ese país, el actual presidente, el ultraizquierdista Gabriel Boric, tras fracasar en su intento de aprobar una nueva Constitución, ha anunciado que pretende aprobar una nueva ley del aborto y legalizar la eutanasia. Hay que darle carnaza a la fiera.

El mandatario (38 años) explicó que "en septiembre de 2017 la presidenta Bachelet promulgó la ley 21.030 que permitió el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales. Han pasado siete años y, con ese tiempo prudente de evaluación, hemos decidido mejorar su aplicación". Y añadió: "Hemos ingresado a Contraloría un nuevo reglamento para esta ley. Con ello, buscamos garantizar que la población conozca sus opciones, asegurar un derecho que está establecido en la ley y que la objeción de conciencia personal no obstaculice el aborto en estas tres causales, y que el lugar donde se viva y la capacidad de pago no sean una barrera para que la atención sea oportuna". En defintivia, qeu paa de abroto en tres supuestos al aborto puro y duro, que él llama aborto libre.

Y sobre la eutanasia, Boric apuntó: “Les debemos una respuesta a quienes sufren enfermedades terminales incurables que conllevan una disminución avanzada e irreversible de sus capacidades, con sufrimientos físicos persistentes e intolerables que no se pueden aliviar y que él o la paciente consideran inaceptable”.

Ante ello, el Arzobispo de Santiago de Chile, Mons. Fernando Chomali, denunció: “Algunos piensan que la vida de ellos vale más que la de un ser humano en desarrollo olvidando que ellos mismos pasaron por esa etapa en sus vidas”. Y recordó que el embrión “tiene vida independiente, es diferente al padre y a la madre, es un nuevo ser humano con su genoma propio y ya sexualmente definido como hombre o mujer”.

Nos vamos ahora a Ecuador, también pare defender el derecho a la vida, país donde el aborto actualmente está permitido sólo en casos de peligro para la vida o la salud de la mujer embarazada, o si el embarazo es resultado de una violación. Sin embargo, un proyecto pretende ahora ampliarlo

Sin embargo, el pasado 19 de marzo de 2024, la Corte Constitucional admitió una reclamación del movimiento abortista Justa Libertad para ampliar el aborto y modificar el Código Penal.

Por esa razón, la Pastoral Provida de la Diócesis de Daule señaló en un comunicado: “En la confianza que derrama el Sagrado Corazón de Jesús, invitamos a unirnos en oración para que se reconozca en el Ecuador al aborto como lo que es: una violación de la dignidad personal del ser humano más inocente, y un acto que desde la fe, grita venganza delante de Dios y se configura como una ofensa al Creador del hombre”.

Y seguimos en Ecuador, donde ACN ayuda a la arquidiócesis de Guayaquil en una iniciativa de pastoral penitenciaria llevada a cabo por curas y laicos cuya labor es apoyar y evangelizar a los presos y a sus familiares en un momento delicado para sus vidas. En concreto, ayuda en la formación de los misioneros y en el acondicionamiento de capillas en las cárceles.

La arquidiócesis de Guayaquil es una de las zonas más afectadas por la última oleada de violencia en el país, que en el último año ha visto aumentar los asesinatos en un 69,31%. La política contra las narcobandas desarrollada por el presidente Daniel Noboa ha llevado al encarcelamiento de más de 12.000 presos en cinco establecimientos penitenciarios.

Por su parte, la labor con los encarcelados consiste en impartirles charlas, talleres y cursos sobre valores y fe cristiana y en celebrarles misas. En declaraciones a ACN, Aleida Mejía, misionera laica, explica: “Hemos llevado a Jesús a estas personas, mucha gente se ha acercado a los sacramentos. Hemos visto procesos de conversión fuertes, hemos visto a Cristo liberando esas almas”.

Por su parte, María Cristina Santacruz, coordinadora arquidiocesana de la pastoral carcelaria de la diócesis de Guayaquil, en declaraciones a ACN afirma que “aquí el desafío es amar a los menos amados, a los insignificantes, a los despreciados”.