El pasado martes 11 de marzo, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, informaba a la nación de que va a convocar un referéndum con la intención de que los colombianos se pronuncien sobre sus reformas en el sistema de salud y la reforma laboral. “Pensamos que es el pueblo quien debe decidir”, declaró Petro en su anuncio oficial. 

En opinión del presidente, estas reformas suponen “derechos para la gente, no esclavitud; salud, no negocios; pensiones para los ancianos, no que mueran de hambre”. “El bloqueo institucional es una dictadura contra el voto popular y al bloqueo institucional se le responde con democracia real, y la democracia real la decide el pueblo. La participación de la ciudadanía, ya que sus representantes no fueron capaces de hacer eco de su voz en las elecciones del año 2022". 

Y es que una de sus promesas electorales, durante la campaña de 2022, fue reformar el sistema de salud para limitar la función de las aseguradoras privadas en la gestión de los pagos obligatorios de seguridad social, para que estas funciones las desempeñe un organismo estatal (o sea, controlado por el Gobierno). 

Sin embargo, la oposición ha rechazado tales reformas durante la tramitación parlamentaria, argumentando que concedería un poder ilimitado al Estado y sin garantías de eficacia. 

En consecuencia, la ocurrencia de Petro ha sido proponer un referéndum para burlar al legislativo. Que es precisamente de lo que le acusa la oposición: de que no puede prescindir de la tramitación parlamentaria normal en cualquier estado de derecho del mundo.

Así, por ejemplo, el senador del Centro Democrático Miguel Uribe ha señalado: “Petro sabe que va a perder la consulta en caso de que esta se realice. Su propósito no es implementar las reformas, es aferrarse al poder”. “Al presidente Petro solo le sirve el Congreso cuando aprueba sus proyectos como la reforma pensional, la reforma tributaria o muchas otras que desafortunadamente han sido aprobadas”. 

Por cierto que, en sus ratos libres, Petro se dedica criticar lo que hacen otros mandatarios homólogos suyos, como el argentino Javier Milei, cuyo Gobierno "arrastra y golpea con gases a los jubilados".