De la dictadura comunista china pocas cosas pueden sorprendernos ya. Pero la última que se ha conocido es altamente significativa del grado de poder que puede llegar a ejercer un Estado sobre sus ciudadanos, hasta el punto de humillarlos públicamente.
Se trata de la exhibición en pantallas gigantes de la foto y datos personales de aquellos ciudadanos que el régimen considere que no han cumplido con determinadas exigencias que, por supuesto, impone la dictadura.
Como se recordará, a mediados de 2018 la tiranía china implementó un «sistema de crédito social» que otorgaría a sus ciudadanos una puntuación en función de su comportamiento cívico, respeto por el orden establecido y salud financiera, en asuntos como como el cumplimiento de obligaciones fiscales, sanciones administrativas y el cumplimiento de acuerdos contractuales. Es decir, una ‘calificación’.
Pues bien: desde su incorporación, la dictadura comunista ha incluido en su ‘lista negra’ a unos 23 millones de chinos (la mitad de la población española). A todos ellos se les prohíbe obtener créditos bancarios y ya no pueden viajar en tren o avión.
Y algunos de esos pobres ciudadanos chinos son los que aparecen en las citadas vallas publicitarias.
El comunismo, el sistema que ha terminado con la vida de millones de personas y se la ha arruinado a otras tantas, siempre se supera a sí mismo.