El conflicto entre Israel y el grupo terrorista islámico palestino Hamás está convirtiéndose en un quebradero de cabeza para el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Si bien históricamente, la alianza entre EEUU e Israel había generado un consenso bipartidista en la primera potencia mundial, lo cierto es que la simpatía hacia la causa palestina, especialmente entre los jóvenes demócratas está haciendo girar la postura de la Administración Biden, que ha pasado de un apoyo condicional al Estado de Israel a un apoyo condicionado y una postura ambigua ante la campaña israelí contra el terrorismo islámico.
Lo cierto es que Hamás ha encontrado su hueco entre una significativa parte de los jóvenes estadounidenses, de posiciones izquierdistas, que han protagonizado violentas protestas. Si meses atrás, incluso trataron de asaltar el Capitolio, esta semana, los violentos han centrado su acción en las ciudades de Chicago y San Francisco. En la ciudad del viento, los manifestantes reunidos con carteles de apoyo a los palestinos bloquearon la entrada al Aeropuerto Internacional O’Hare de Chicago, uno de los mayores por número de operaciones en el país.
En el caso de la ciudad californiana, los manifestantes propalestinos bloquearon el famoso Golden Gate, el puente colgante más icónico de Estados Unidos, causando el caos. Alrededor de las siete y media de la mañana, decenas de manifestantes detuvieron sus vehículos y bloquearon la totalidad de carriles, exigiendo que “Estados Unidos dejara de armar y financiar a Israel en la Guerra de Gaza”, en palabras de los participantes. "Gran parte del dinero proviene de personas que trabajan muy duro, no queremos que ese dinero vuelva a ir a Israel", dijo el portavoz de la protesta, Riley Hugo. La protesta acabó con multiples detenidos.
El apoyo ambiguo de Biden a Israel tiene su causa en el temor del presidente a la desmovilización de los votantes de 18 a 30 años, el grupo de edad en el que los demócratas son hegemónicos. Sin embargo, los analistas coinciden en que no será la movilización de los jóvenes progresistas lo que decidirá la Casa Blanca, sino los votantes independientes. Aquí, cobrará gran relevancia la evolución de los principales indicadores económicos, dado que, como contamos en Hispanidad, la economía puede ser el talón de Aquiles de Biden.