El origen de la ola de crimen y violencia que asola Estados Unidos comenzó en las pasadas elecciones presidenciales de 2020, donde el movimiento marxista Black Lives Matter (BLM) y el grupo anarquista Antifa, ejercieron de guerrilla callejera contra el entonces presidente Donald Trump, aupados bajo el manto del candidato presidencial del Partido Demócrata, Joe Biden, y de su formación política, que impulsaron en el plano legislativo el movimiento ‘defund the police’, logrando que muchas de las principales ciudades del país con ejecutivo demócrata adoptaran medidas para eliminar la dotación y recursos de las fuerzas y cuerpos policiales.

Tres años después, cuando la situación de inseguridad en Estados Unidos se ha agravado hasta puntos no conocidos, los departamentos de policía de algunas de las ciudades más importantes de Estados Unidos se enfrentan  a una nueva crisis añadida, la incapacidad para reclutar nuevos agentes de policía.

La Asociación Internacional de Jefes de Policía ha publicado un documento rubricado "Una crisis para las fuerzas del orden" que acredita que el 78% de las cuerpos policiales han tenido "dificultades para reclutar candidatos calificados" y que el 65% ha declarado tener "muy pocos candidatos para ser agentes del orden”.

La imagen: un policía perteneciente a la Oficina del Sheriff del Condado de Los Ángeles, Ryan Clinkunbroomer, fue asesinado en la ciudad de Palmdale, en California, en lo que parece una emboscada a la salida de la oficina del sheriff, en Palmdale

Entre las ciudades cuyos departamentos de policía experimentan severos problemas de reclutamiento de nuevos oficiales están Minneapolis, San Francisco y Nueva York, feudos del Partido Demócrata, que abrazaron los movimientos para eliminar la financiación de la policía, y que están siendo el epicentro de la ola de crimen y delincuencia.

Según las asociaciones policiales, la demonización de las fuerzas del orden está detrás de las numerosas renuncias y jubilaciones, y la escasez de nuevas incorporaciones. Está claro que quien siembra vientos, recoge tempestades, y que la campañas de desprestigio contra las fuerzas del orden promovidas por BLM y Antifa, y abrazadas por los demócratas, están dejando a la primera potencia mundial indefensa ante la impunidad de los criminales.

La situación es tan grave que algunos departamentos de policía están buscando nuevas soluciones. Así, según The San Francisco Standard, el Departamento de Policía de San Francisco está visitando universidades de Estados tan lejanos como Texas, en un esfuerzo por reclutar nuevos agentes de policía que quieran trasladarse a San Francisco. Una ciudad que a pesar de su progresismo, destituyó  en un referéndum en el verano de 2022 al Fiscal de Distrito Chesa Boudin, perteneciente al sector antisistema del Partido Demócrata, por sus medidas contrarias a las fuerzas policiales, precisamente en plena ola de criminalidad.

Nueva York, la ciudad más poblada de EEUU, donde los líderes demócratas locales también abrazaron el movimiento para eliminar la financiación de la policía se encuentra igualmente en una situación complicada. El diario New York Post, ha informado que a principios de este año, las renuncias en el Departamento de Policía de Nueva York se han duplicado con respecto al mismo período del año anterior, al mismo tiempo que los delitos graves no dejan de crecer en la gran manzana. Según el rotativo neoyorquino, la policía de Nueva York habría perdido alrededor de 900 empleados desde 2022 y 2.500 desde el año 2019, justo el año anterior al comienzo de las violentas protestas del movimiento BLM.

Y siguen los ataques contra las fuerzas del orden, esta semana un policía perteneciente a la Oficina del Sheriff del Condado de Los Ángeles, Ryan Clinkunbroomer, fue asesinado en la ciudad de Palmdale, en California, en lo que parece una emboscada a la salida de la oficina del Sheriff en Palmdale.