Hay que insistir en la locura europea sobre el cambio climático, que promueve una ingeniería social global.

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Observen los dos vídeos adjuntos. El primero es del presidente español, Pedro Sánchez, en la COP29 de Bakú: asegura que la muerte de 220 personas en Valencia fue debida al cambio climático porque "el cambio climático mata".

Tiene razón. Claro que el clima mata... y los alimentos también matan, y la energía, y la ciencia, y la tecnología... y lo que es bueno para unos resulta letal para otros. Todo lo que tiene vida, muere y, en resumen, el hombre puede mitigar a la naturaleza pero jamás vencerla.

En paralelo, desde Bruselas-Estrasburgo, Teresa Ribera se convierte en la voz de la ciencia y en Bakú el majadero de Antonio Guterres anuncia el tic tac del estertor planetario. Este portugués es muy alegre.

El segundo vídeo es el de Vladimir Putin. Observen y comparen. Asegura Putin que la lucha contra el cambio climático es noble pero que Europa está líderada por políticos poco preparados y con cierta mala leche, dedicados a: "Asustar deliberadamente para luego imponer soluciones que son irrealizables". Y eso, concluye Putin, es engañar a la gente.

De postre, en la misma jornada del martes 12, como para hacer realidad la acusación del presidente ruso sobre los líderes europeos, sale a escena la precitada doña Teresa Ribera, para alertar contra los negaciónistas. Porque en verdad, para estos líderes que proponen perdón, imponen, soluciones irrealizables todo aquel que les contradiga es un negaciónista, mientras que ella, doña Teresa es, justamente, la voz de la ciencia. Habría mucho que discutir sobre ello porque la ciencia no existe ni tiene voz. Los que tienen voz son los científicos y éstos jamás se ponen de acuerdo sobre nada, tampoco sobre el cambio climático.

Putin, sobre el cambio climático:

En cuanto a las palabras de Sanchez, "el cambio climático mata", dos cuestiones. La primera, incidir en lo ya expuesto de que claro que el cambio climático mata, como los coches matan, algunos alimentos matan, sobre todo a algunos organismos, el viento mata, la alergia mata. lo que es bueno para uno es malo para otros y el cambio climático es bueno para algunas cosas. Lo importante es que todo lo que tiene vida, mata. Lo importante es que todo lo que puede hacer el hombre respecto al cambio climático, además de confiar en la Providencia, consiste en luchar contra las consecuencias más próximas del calentamiento global, las únicas contra las que puede luchar. Por ejemplo, la sequía.

Pero es que, además, el señor Sánchez y la señora Ribera, tienen mucha caradura: si el culpable de las muertes en Valencia y de la desolación en Levante es el impersonal cambio climático deducimos, estupendamente, que el gobierno no tiene ninguna responsabilidad.

En Bruselas, Teresa Ribera se convierte en la voz de la ciencia y en Bakú el majadero de Antonio Guterres anuncia el tic tac del estertor planetario. Este portugués es muy alegre

Y aún peor: la responsabilidad es de nuestro modo de vida ergo... tenemos que cambiar de inmediato nuestro modo de vida, una verdadera ingeniería social, de proporciones mucho más graves que la gravísima ingeniería social perpetrada por el gobierno de Azerbaijan, anfitrión de la COPE 29, con los cristianos armenios de Nagorno-Karabaj. Un cambio que, encima, nos llevará a la ruina y a reducir nuestra libertad al mínimo indispensable para sobrevivir.

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Y el que se oponga es un negacionista, terraplanista, anticientífico... la ciencia son Pedro Sánchez y Teresa Ribera.

Como guinda de la tarta, el majadero de Antonio Guterres, que les apoya con su 'tic tac': esto se acaba, señores, la humanidad se sitúa a las puertas del infierno; suicidémonos todos para salvar al puñetero planeta. Así la tierra sobrevivirá, lo que no sobrevivirá será el hombre.

Claro que el clima mata... y los alimentos matan, y la energía, y la ciencia, y la tecnología, lo que es bueno para unos resulta letal para otros. Todo lo que tiene vida muere y el hombre puede mitigar a la naturaleza pero jamás vencerla

Los que proponen esta solemne memez no son son los locos que cada día nos encontramos por la calle, son el secretario general de la ONU, el presidente del Gobierno español y la, me temo, futura vicepresidenta de la Comisión Europea.

En Bakú, capital del petróleo del Caspio, regida por los peligrosos azeríes, armados por el peligroso fundamentalista islámico Recep Erdogan, gran amigo de una Europa idiotizada que pretende conquistar. Menos mal que el malo es Putin, la única voz cuerda en un mundo de locos.