Todo lo hacen por nuestro bien, también cuando se ven obligados a cargarse toda discrepancia.

Lo dijo Rodrigo Chaves, nuevo mandamás de Costa Rica, nada más conocerse su victoria electoral del pasado domingo 3:

"Les pido que nos unamos todos bajo el azul, blanco y rojo de nuestro símbolo patrio, de la bandera".

Rodrigo Chaves (¡Ay, ese nombre!) es un economista proveniente del Banco Mundial, esa gigantesca ONG, como tal, pagado con dinero público, donde imperan los mandamientos progresistas, que podríamos resumir como el movimiento al que el hombre importa muy poco pero la humanidad muchísimo. 

Y esto es bello e instructivo, porque la humanidad no existe, es un ente de ficción. Si lo prefieren la humanidad no sufre, ni tiene problemas que solucionar, ni vida que entregar. La humanidad sólo es la suma de todas y cada una de las personas, y esos, uno a uno, sí que tienen problemas concretos porque son personas concretas.

Pero a lo que voy ahora es a que el nuevo tirano, naturalmente en nombre de la democracia, exige, ante todo, unidad... bajo el manto azul, blanco y rojo de la bandera patria, o bajo los derechos de los españoles, las españolas y les españoles, que de todo hay. Chaves o Sánchez, dos caras de la misma moneda. 

Claro que se trata de una unidad que sólo significa esto: 'haced lo que yo os diga'. Unidos todos, pero todos detrás de mí, no delante. Naturalmente, esto nos lleva al pensamiento único, pero se puede vender como unidad en la diversidad. Es cuando la diversidad se convierte en majadería.

Obsérvese que siempre es el que está en el poder quien exige unidad. Nunca es la oposición, quien lo solicita, precisamente porque la oposición, o es alternativa o no es oposición. 

En cuanto vean a alguien solicitar unidad y si encima alega que lo hace para preservar la democracia y la diversidad, no lo duden: ahí tienen al nuevo tirano del siglo XXI.