La Cumbre de la OTAN se da por finalizada, los miembros de la alianza han firmado el nuevo concepto estratégico (adjunto al final), que recuerda a la Guerra Fría, sí, Rusia, Rusia, Rusia es el enemigo. Lo explicaba Ignacio Aguirre en su crónica semanal sobre Estados Unidos: Obama perdió Crimea y Biden puede perder el resto de Ucrania. Occidente debió ganarse a Rusia en el mismo momento en el que el Muro de Berlín cayó. Rusia y Putin son parte de Occidente, el verdadero problema no está en la fuerza de Rusia sino en la debilidad de Occidente.
La OTAN está capitaneada por un líder patético, que es débil con el fuerte, y fuerte con el débil, Joe Biden, al que todos le rinden pleitesía. El cual saca pecho del éxito de la Cumbre, obviando que hace unos meses, la OTAN, con Biden a la cabeza, perdía Afganistán, cuando los talibanes acabaron por hacerse con el control del país en cuestión de días, tras una improvisación ridícula por parte de la Administración Biden.
El nuevo concepto estratégico será la hoja de ruta que marcará la respuesta de la Alianza antes los principales desafíos y amenazas de los países miembros en la próxima década, y, sorpresa, sorpresa, Rusia se reconoce como la gran "amenaza" y "principal enemigo" para la seguridad colectiva: "La Federación Rusa es la amenaza más directa y significativa para la seguridad de la Alianza y la paz y estabilidad en el área euroatlántica"
El documento también menciona a China por primera vez, califica al país como "desafío sistémico" y deja abierta las puertas a una posible cooperación conjunta para superar las fricciones entre los miembros de la Alianza y el gigante asiático.
Y con estos 'viejos enemigos', la OTAN acuerda el aumento del presupuesto dedicado a su mantenimiento, el aumento de sus fuerzas de reacción rápida hasta 300.000 efectivos y fortalecer la presencia militar en las misiones desplegadas en el este de Europa.
El documento también menciona a China por primera vez, califica al país como "desafío sistémico" y deja abierta las puertas a una posible cooperación conjunta para superar las fricciones entre los miembros de la Alianza y el gigante asiático
"Si realmente identifican a Rusia como la principal amenaza, (la OTAN) debe apoyar completamente", palabras de la intervención de Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, en su discurso frente a la OTAN, porque queda muy bonito sobre el papel lo de fortalecer las misiones desplegadas en el este de Europa, pero Zelenski pide “una respuesta fuerte a Rusia" y “ayuda en el campo de batalla". Y advierte a todos: "El año que viene la situación puede ser peor si Rusia ataca no solo a Ucrania, sino también a otros países, puede que hasta miembros de la OTAN". Es decir, Zelenski suplica ejércitos, no armas y bonitas palabras, y lanza una advertencia clara, después de Ucrania, vendrá otro.
La respuesta, la volvemos a encontrar en forma de letra en el documento: "A pesar de que la OTAN es una alianza defensiva, nadie debería dudar de nuestra fuerza y resolución para defender cada centímetro de territorio aliado, preservar la soberanía y la integridad territorial de todos los aliados". No sé que das más miedo al Kremlin, la hoja de ruta o las sanciones económicas. Y Pedro Sánchez, líder donde los haya, manda un mensaje directo a Putin: "No ganarás".
En esta línea, la OTAN también marca las amenazas procedentes del Sahel: "La inestabilidad, fragilidad y conflictos de África y Oriente Medio afectan directamente a nuestra seguridad y a la de nuestros socios. La vecindad del sur de la OTAN, particularmente Oriente Medio, norte de África y las regiones del Sahel, afronta retos interconectados de seguridad, economía y demografía".
España y Sánchez han suplicado que se incluya a Ceuta y a Melilla, buscaban, digan lo que digan, la mención expresa, algo que no ha sucedido, el documento apunta a la "integridad territorial de todos los aliados", pero el Gobierno lo vende como todo un éxito.
España y Sánchez han suplicado que se incluya a Ceuta y a Melilla, buscaban, digan lo que digan, la mención expresa, algo que no ha sucedido, el documento apunta a la "integridad territorial de todos los aliados", pero el Gobierno lo vende como todo un éxito
La Cumbre ha sido una gran campaña propagandista, con un documento que marca la estrategia de los aliados en la próxima década, pero que no hace mención expresa ni a cuántas tropas pone en las fronteras ni qué país las manda. Porque, ante un conflicto, cada estado tiene armamento para sí, y cada soldado responde a su país y a sus generales, no al ejército de la Alianza.
Y mientras que Biden se autofelicita porque ha vuelto a unir a la OTAN, los BRICS -Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica- celebran su propia cumbre en formato virtual en Pekín.