La Constitución de Ecuador protege el derecho a la vida desde la concepción, pero en una batalla feministas y progresistas lucharon para aprobar el aborto en el país, salieron victoriosos, y la Corte Constitucional se saltó al Carta Magna y eliminó el derecho fundamental. 

En este contexto, en el que Ecuador permite el aborto, monseñor Luis Cabrera Herrera, arzobispo de Guayaquil y presidente de la Conferencia Episcopal de Ecuador, en una entrevista para El Universo, ha dejado claro que los jueces que avalaron la despenalización del aborto en el país están bajo pena de excomunión. 

"La excomunión es una pena, establecida por el Derecho Canónico, canon 1331, para algunos delitos o pecados graves, como el incesto, el homicidio, la violación, entre otros, que cometan, libre y conscientemente, los miembros de la Iglesia Católica. La excomunión, por lo tanto, no es para las instituciones ni para las personas que pertenecen a otros credos filosóficos o religiosos".

"Las personas que se apartan de los principios éticos y espirituales de la Iglesia Católica se autoexcomulgan; con lo cual, sin dejar de ser miembros de esta, se separan de la vida sacramental".

Argumenta que «la pena de la excomunión no es punitiva, sino curativa o medicinal. Lo punitivo se queda en el castigo; y lo curativo, en cambio, es una ayuda para que las personas tomen conciencia de la gravedad del delito o pecado y tengan la oportunidad de reconocer, pedir perdón a las personas ofendidas y volver a integrarse a la comunidad".

"El aborto voluntario es un delito grave y un pecado. Esta posición se basa en argumentos médicos, jurídicos, éticos y espirituales. En este sentido, se reconoce y defiende la vida en todas sus etapas desde la concepción hasta su muerte natural. Así, "quien participa, directa o indirectamente, en un aborto voluntario se automargina o se autoexcomulga de los principios de la Iglesia".