Así lo ha anunciado Ashley Coffield, directora ejecutiva y presidenta de Planned Parenthood de Tennessee y el norte de Mississippi, “Esta decisión no se tomó a la ligera y se debe al panorama legal de Tennessee, que es extremadamente hostil al acceso al aborto”: Planned Parenthood suspende sus servicios abortistas en Tennessee y en el norte de Mississippi.
Esta decisión la toman después de que un tribunal federal aprobara la prohibición del aborto en Tenessee a partir de las seis semanas de embarazo o cuando exista latido del feto. Esta medida fue tomada por el Estado justo después del fallo del Tribunal Supremo que derogaba la protección legal del aborto en Estados Unidos.
Además, en Tennessee están a la espera de que se apruebe otra ley que restrinja aún más el aborto, limitando el plazo a menos de un mes de embarazo y que contemple el aborto como un delito grave, incluyendo penas de prisión de hasta 15 años a los médicos que lo practiquen.
Por todos es sabido que el aborto es un negocio muy siniestro y cobarde, pero muy lucrativo, en palabras de Marjorie Dannenfelser, presidenta de la agrupación provida Susan B. Anthony List, “El negocio de Planned Parenthood es el aborto, no la atención médica”, y esta noticia no hace más que confirmarlo.