A cuatro meses de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Joe Biden presenta su dimisión forzada y, en venganza, propone a su vicepresidenta, Kamala Harris, como candidata a la Casa Blanca. Parece claro que las presiones de los Obama han hecho que el presidente haya tenido que tomar esta decisión, y Biden ha decidido morir matando, así se adelantaba a todos y proponía a Harris como su candidata.

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Para entendernos, Biden intenta así detener a otros candidatos, todo por fastidiar a los Obama y al resto de pesos pesados demócratas que le pidieron la dimisión. Pero vivimos tiempos digamos raros, y ahora mismo todo es posible. Desde una campaña con Harris como cabeza de cartel hasta un golpe de efecto del matrimonio Obama con Michael de candidata y Barack como compañero de ticket electoral. Todo ello deja clara la enemistad que existe entre el expresidente y el actual presidente. Algo que justo este fin de semana denunciaba Trump. 

Y es que ya cuando era presidente, Obama despreciaba a Biden, era una simple herramienta que usó por su experiencia en política y por la imagen que a Barack le faltaba: hombre adulto, blanco, clásico y de dentro del partido. Pero en medio de toda esta lucha de poder tenemos a Kamala Harris que ya actúa como candidata única de los demócratas. 

Ayer lunes daba un discurso alabando a su jefe de filas, Joe Biden es "inigualable en la historia moderna", asegurando que ha realizado un sacrificio generoso y poniendo en valor sus éxitos: "En un mandato ya ha superado el legado de la mayoría de los presidentes que han estado dos".

El nombramiento de Harris ya cuenta con el apoyo de la familia Clinton, la senadora Elizabeth Warren, Nancy Pelosi y otros pesos pesados del partido, aunque, como decíamos, los Obama aún no se han pronunciado. Y ojo, porque recordemos que todos los que ahora apoyan a Kamala, antes apoyaban a Biden y aseguraban que era totalmente apto: ya saben, no tienen mucho problema en cambiar sus apoyos y opiniones, que Harris cuente ahora con ellos no quita para que en dos días la cambien por otro candidato. 

Pero mientras esto sucede o no, parece que Kamala ha animado la campaña, la progresía mediática y el apartado político la apoya, lo que ha hecho revivir el plano económico, recibiendo grandes donaciones. En las primeras horas consiguió 50 millones de dólares, y muchos de nuestros peores ciudadanos, como Álex Soros, ya han anunciado inversión publicitaria. 

Y para más alegrías de la vicepresidenta, este martes ha conseguido el apoyo del número de delegados necesarios para lograr su nominación presidencial de cara a la Convención Nacional Demócrata que se celebrará el próximo 19 de agosto en Chicago (Illinois). Aunque insistimos, ese apoyo puede quedar en papel mojado si llega otro candidato que guste más. 

Lo único que no parece favorable para Harris son las encuestas: en las 13 últimas encuestas elaboradas, 11 dan la victoria a Donald Trump, algunas con ventajas de hasta seis puntos, y sólo dos de ellas, de ABC News/Wash Post y de NPR/PBS/Marist, dan como ganadora a Kamala, con un escaso punto sobre Trump.

Aunque cuidado, porque queda partido y la maquinaria demócrata es poderosa y con pocos escrúpulos, todo podría dar un vuelco.