México celebra elecciones presidenciales el próximo 2 de junio a las que el presidente mexicano ultraizquierdista Andrés Manuel López Obrador no puede presentarse.
Hispanidad ha destacado en diversas ocasiones el fracaso de sus políticas contra las narcobandas y el crimen organizado. Así que el legado que AMLO va a dejar a su sucesor en ese aspecto será terrible.
De hecho, durante la campaña electoral una veintena de candidatos han sido asesinados.
¿Y quién está detrás de esos crímenes?
Principalmente las narcobandas criminales cuyo objetivo es mandar en sus zonas. Y también, negociar con estupefacientes y con el tráfico de migrantes, para lo que les es necesario controlar el poder municipal. Por eso, un edil que no les haga el juego les resulta muy molesto y les sobra... Así las cosas, ser político local en muchas zonas de México se convierte en un acto de heroicidad.
Y este es el legado del presidente que se va, el ultraizquierdista Andrés Manuel López Obrador, más preocupado por los supuestos crímenes —acusaciones falsas— cometidos por los españoles hace 500 años que por los asesinatos que hoy cometen las bandas y que hacen mucho más frágil a su país. Te has lucido, AMLO.
Pero la violencia la sufre, sobre todo, el pueblo, tal y como explica a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) el sacerdote José Filiberto Velázquez Florencio, de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa: “Como sacerdote soy testigo de que el país enfrenta un conflicto armado, con crimen organizado, destrucción de templos y uso de la tecnología para sembrar terror y pánico”.
“No hablo de Afganistán ni de la franja de Gaza, estoy hablando de México. Esto ha provocado que la población huya para resguardarse de la violencia. Capillas, escuelas y plazas públicas, han sufrido daños. La gente ha abandonado sus actividades económicas para salvar la vida. Hay mucha pobreza, sí, pero hay más miedo”, afirma.
Y todo ello porque al progre de AMLO se le ocurrió proclamar que para combatir al crimen organizado lo mas eficaz era recurrir a “abrazos, no balazos”...