Elon Musk no se caracteriza por ser políticamente correcto, afortunadamente, y lucha contra la censura. Esta ‘valentía’ es digna de aplaudir y más cuando no se calla sobre el conflicto entre Hamás e Israel, a pesar del boicot publicitario de grandes tecnológicas y plataformas (las cuales han retirado publicidad de la red social X -antes Twittter-), que le podría suponer un descenso de ingresos de hasta 75 millones de dólares (68,5 millones de euros).

En relación a Gaza, el multimillonario se ha mostrado a favor de “matar a todos los que asesinan a civiles”, en alusión a los terroristas de Hamás y a los civiles que estos usan como escudos humanos ante los ataques de Israel (por ejemplo, como demuestra el túnel subterráneo que tenían bajo el hospital de Al Shifa, en Gaza). Es más, Musk cree que “hay que cambiar su educación para que la próxima generación no se convierta en asesina”.

Al mismo tiempo, el dirigente de Tesla, SpaceX y X (antes Twitter) ha reflexionado sobre su experiencia en Israel, tras visitar junto al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, un kibutz atacado por Hamás. Para el multimillonario “fue preocupante ver la alegría experimentada por las personas que estaban matando a civiles inocentes, incluidos niños y bebés y personas indefensas”, así como “protestas masivas en casi todas las grandes ciudades a favor de Hamás”. Asimismo, refirió que “queremos un buen futuro para los palestinos, el reto es cómo deshacerse de los que están empeñados en asesinar al pueblo judío” y que “es importante emparejar la firmeza a la hora de acabar con los terroristas, los que están empeñados en asesinar, y al mismo tiempo ayudar a los que quedan. Que es también lo que ocurrió en Alemania y Japón [tras la II Guerra Mundial]”.

El pasado septiembre, Netanyahu le pidió a Musk combatir el antisemitismo en X y ahora tras el boicot publicitario por su supuesto apoyo a una teoría conspiranoica antisemita, Musk lava su imagen visitando Israel y entregando el control de Starlink (su compañía de satélites) en Gaza al Gobierno de Netanyahu. Eso sí, a Musk el chaleco antibalas le quedaba un poco pequeño, al igual que le pasó a Pedro Sánchez hace unos días y que fue carne de memes

Y por cierto, como guinda al pastel, la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, ha anunciado que dejará de usar X porque es un “arma de destrucción masiva de nuestras democracias”. Así lo ha señalado en un artículo para Le Monde la política que cuenta con nacionalidad española y francesa, destacando que al principio era “una herramienta revolucionaria”, pero ahora “este medio social y su propietario, Elon Musk, actúan de forma deliberada para exacerbar las tensiones y los conflictos”. Es decir, que lo que no le gusta a la socialista es que Twitter ahora sea propiedad de Musk y punto.