Para Macron, la inmigración nunca ha sido eje en su programa electoral, siempre ha fijado sus acciones en una escala europea, y solo cuando ha buscado ganarse el voto de los musulmanes en Francia ha atacado a Le Pen acusándola de querer prohibir el velo islámico en público. 

Pero claro, la cosa ha cambiado, en un contexto de guerra, posible crisis económica, y tras el escándalo de la final de la Champions entre el Real Madrid y el Liverpool. Los franceses se empiezan a cansar, nada más y nada menos que el 65% de los franceses considera que hay demasiada inmigración en Francia.

Así, el debilitado gobierno de Macron, se pone las pilas, y el ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha asegurado que están estudiando la posibilidad de facilitar la expulsión del país de «cualquier extranjero que haya cometido delitos graves», levantando las restricciones de edad al respecto.

En una entrevista concedida a Le Monde, lo anunciaba: "Queremos permitir la expulsión de cualquier extranjero declarado culpable de un hecho grave por los tribunales, independientemente de su condición de presencia en el territorio nacional", pero ha matizado que desde su gobierno seguirán apostando por "la acogida y al integración". 

Darmanin quiere elimar algunas condiciones que existen actualmente en Francia, como por ejemplo, que un ciudadano extranjero no es deportable si llegó a territorio francés antes de los 13 años. 

"Un extranjero que no respeta la leyes de la República debe ser expulsado", y añadido y ha asegurado que, desde hace dos años, cuando asumió el cargo, el número de delincuestes extranjeros expulsados ha crecido un 60 por ciento, 2.716 expulsados concretamente. Pero no ha aclarado si esa subida se corresponde con el aumento de inmigrantes en Francia.