El domingo 28 de enero, en Turquía, dos individuos dispararon dentro de la iglesia de Santa María (Estambul), durante la celebración de la eucaristía dominical, y mataron a una persona (según el Gobierno turco, el ataque iba dirigido ¡al propio Ejecutivo!). 

El ministro del Interior turco, Ali Yerlikaya, condenó "enérgicamente este vil ataque” y contó que se había iniciado “una investigación a gran escala” para dar con los culpables, a resultas de la cual los dos atacantes fueron detenidos. 

Yerlikaya explicó en rueda de prensa: "Los dos sospechosos detenidos son ambos de nacionalidad extranjera; uno es de Tayikistán y el otro ruso. Se considera que pertenecen al Estado Islámico”. 

El Vicario Apostólico de Estambul, Mons. Massimiliano Palinuro, declaró a EWTN News: “No sabemos el motivo... tenemos que esperar para entender por qué ocurrió esta tragedia, ocurrió en la iglesia durante la Misa”.

Sin embargo, poco después, el grupo yihadista Estado Islámico reivindicó el ataque.  

El partido opositor izquierdista DEM contextualizó el atentado en el odio hacia las minorías religiosas (en este caso, la cristiana)

Mientras que el partido opositor izquierdista DEM contextualizó el atentado en el odio hacia las minorías religiosas (en este caso, la cristiana). 

En la actualidad se estima que unos 25.000 católicos residen en Turquía, un país controlado por el islamista radical y fundamentalista islámico Recep Tayyip Erdoğan. 

El régimen islamista de Erdogan fue quien convirtió la basílica cristiana de Santa Sofía (ubicada en Estambul) en una mezquita. 

Y el régimen islamista de Erdogan es el mismo que discrimina a los cristianos, donde estos no gozan de su pleno derecho a la libertad religiosa...