En Hispanidad ayer lunes les hablamos de Enoch Burke, un profesor de instituto en Irlanda, cristiano, que por haberse negado a usar pronombres trans, ha sido varias veces encarcelado. La persecución es tal que denunció que le habían congelado las cuentas y embargado los bienes por las multas que acumula.
En Irlanda ha pasado como en España, tenemos dos sociedades esquizofrénicas... por haber traicionado sus raíces cristianas, ahora han caído en la blasfemia contra el Espíritu Santo. Y en Reino Unido tenemos más de lo mismo.
Una enfermera ha emprendido acciones legales tras ser investigada por el Sistema Sanitario inglés, por llamar señor a un transgénero que se identifica como mujer. El 22 de mayo de 2024, Jennifer comenzó su turno en el hospital cuando le informaron que el Sr. X había sido llevado para recibir tratamiento desde una prisión de hombres de categoría C y era un delincuente sexual. Entró al hospital encadenado a dos guardias y tenía una apariencia claramente masculina.
Sobre las 22:00 un trabajador del hospital avisó a la enfermera de que el paciente quería recibir el alta y que no paraba de gritar y molestar al resto de pacientes, siguiendo el protocolo, Jennifer llamó al médico para informar y decidir sobre el alta. Al revisar el historial médico del paciente, vio que figuraba como hombre, no como mujer ni transgénero. En el tablero de nombres junto a la cama, sólo aparecía el nombre femenino. Cuando contactó con el doctor le dijo: "El señor X desea darse de alta", al oirlo, Sr. X, enfurecido, gritó: "¡No me llames Sr.! ¡Soy mujer!", comenzando una retahíla de insultos que acabó cuando se abalanzó amenazadoramente hacia Jennifer y la persiguió fuera de la habitación hasta que finalmente los guardias lo detuvieron. Luego gritó: "Quiero tu nombre y número del NHS y voy a denunciarte a la policía por homofobia y al Servicio de Asesoramiento y Enlace con Pacientes (PALS, por sus siglas en inglés)".
La siguiente vez que Jennifer estaba en el turno de noche, un jefe de sala le pidió que hiciera una declaración sobre lo que había sucedido. Después de que Jennifer transmitiera que todavía se sentía afectada por los ataques raciales y potencialmente físicos, le dijeron que a pesar de eso todavía tenía que respetar la “igualdad y la diversidad”, según el código de conducta del Consejo de Enfermería y Partería.
Jennifer dijo que no tenía problemas con la sexualidad de las personas, pero también preguntó dónde estaba el respeto por sus creencias cristianas y dijo que "no podía negar la realidad biológica". Luego le dijeron que debía asistir a una reunión con Recursos Humanos y que si se negaba a cumplir, la enviarían a casa hasta que se completara una investigación. Luego la reasignaron a otra unidad, lo cual le pareció hiriente y degradante.
"Un informe de investigación concluyó que: "el Código de Conducta establece que, para tratar a las personas como individuos y defender su dignidad, las enfermeras deben evitar hacer suposiciones y deben reconocer la diversidad y la elección individual". El informe citó el Código de Conducta que establece que las enfermeras no deben expresar sus creencias personales (incluidas las políticas, religiosas o morales) de forma inapropiada. La acusaron de "no respetar la identidad preferida del paciente" y le dijeron que sus acciones y comportamiento "no estaban a la altura". Convocada a una audiencia disciplinaria en octubre de 2024, Jennifer recibió una advertencia final por escrito y fue remitida al Consejo de Enfermería y Partería (NMC). Desde el incidente, la trasladaron a otra sala y la degradaron. Su nombre fue borrado del sistema interno, lo que dificultó la solicitud de turnos extra en el hospital".
Jennifer no ha tenido otra alternativa que presentar una demanda legal por acoso y discriminación directa: "Estoy devastada por cómo me han tratado y creo que estoy sufriendo abuso institucional, acoso, intimidación y discriminación racial".
"Desde que expresé mis creencias cristianas bajo extrema presión, he sido una mujer marcada. No me siento apoyada por mis colegas ni por el NHS tras el abuso racial y la amenaza de violencia física que recibí del paciente. Mantuve mi profesionalidad en todo momento y siempre traté a cada persona con dignidad y respeto. Mi conducta a lo largo de este incidente y durante mi carrera ha sido totalmente conforme con el código. Me han puesto en riesgo, pero me tratan como a un delincuente. Lamentablemente, si te atreves a hablar con sinceridad sobre estos temas en el NHS, corres el riesgo de ser derribado, castigado severamente y degradado. El mensaje que recibí durante la investigación es que debo soportar el racismo extremo y negar la realidad biológica y mis profundas creencias cristianas, en aras de la 'inclusión' y el respeto a las mentiras. Siento que estoy soñando, pero confío en que Jesús me cuidará. Tengo que posicionarme en este asunto y me preocupa la cantidad de otros trabajadores del NHS que sufren en silencio experiencias similares".
🧵(1) BREAKING: CHRISTIAN NURSE TAKES LEGAL ACTION AFTER BEING INVESTIGATED BY NHS FOR CALLING 6FT TRANSGENDER PAEDOPHILE 'Mr'
— Christian Concern (@CConcern) March 23, 2025
The convicted paedophile, ‘Mr X’, is in a high security male prison after multiple convictions for luring boys into sex acts while pretending to be a… pic.twitter.com/oKwGmsQMHh