Reunión de Alto Nivel, que así se llama oficialmente, entre Pedro Sánchez Pérez-Castejón y Recep Tayyip Erdogan, en la capital turca, Ankara. El presidente turco, un demócrata compulsivo, como todo el mundo sabe, habla de “mi querido amigo” al referirse a Sánchez. Al líder español, más comedido, sólo se le ha escapado un “querido presidente Erdogan” y un “mi querido Erdogan”. Todo muy entrañable.
Además de cuestiones económicas, Sánchez se ha comprometido a impulsar la entrada de Turquía en la UE. “·Nos une una histórica apuesta por que Turquía forme parte de la Unión Europea”, ha afirmado el presidente durante la rueda de prensa conjunta. Y todo bajo el paraguas de la Alianza de Civilizaciones que impulsaron en su día Zapatero y el propio Erdogan, y que actualmente cuenta con el apoyo de la ONU y que dirige un tal Miguel Ángel Moratinos, el mismo que un día afirmó que, además de inglés, hablaba “serbio-croata”. Erdogan está muy contento con él y le ha mostrado su apoyo explícito. Y Miguel Ángel, encantado.
En cualquier caso, Sánchez vuelve a cometer el mismo error que ZP. ¿Recuerdan? Cuando ya parecía que estaba hecho, después de años de negociación -Turquía solicitó formalmente entrar en la UE en 1999- los franceses votaron en contra de la incorporación de aquel país a la Unión porque consideraban, con razón, que no cumplía los mínimos exigidos, es decir, no respetaba los principios cristianos de Europa. Desde entonces, las relaciones entre ambos países han sido manifiestamente mejorables, como las fincas de Extremadura.