Según los datos de pronósticos publicados por la Unión Europea, el crecimiento de las economías europeas tiene un futuro negro, la guerra, el Covid, el alza de los precios, hacen que los países se resientan y auguran una posible recesión en poco tiempo. Pero ahí están Polonia y Hungría para demostrar que las cosas pueden hacerse bien. Así, basándose en los datos, ambos países duplican la media europea de la previsión de crecimiento del PIB en 2022.
Y este dato no tiene 'trampa' como el español, es decir, España va a crecer por encima de la media, pero porque su PIB durante la pandemia se hundió un 10,8%, creció en 2021 un 5,1 y en 2022 está previsto que el crecimiento sea del 4%, en cambio, Polonia y Hungría, tuvieron una caída muy leve cuando estalló el Covid. Si hablamos de Hungría, el año 2020 tuvo una caída del 4,5% que recuperó en 2021 creciendo un 7,1%, y este año, la previsión es de un 5,2%. Al igual que Polonia, que en 2022 se prevé que crezca un 5,2%, cuando en 2020 cayó tan sólo un 2,2% y en 2021 creció casi un 6%.
Y en otra cosa debemos tomar nota, ambos países mantienen y hacen crecer sus economías, y mientras, reducen deuda. De este modo, Hungría registra su deuda pública en 114.885 millones de euros, y Polonia en 306.836 millones de euros. España, por su lado, la ha disparado a 1.453.853, lo que representa el 117,7% del PIB, por lo que multiplica por 13 la deuda húngara y quintuplica la polaca.
Ambos países han demostrado su solidaridad al ser los que más refugiados ucranianos han acogido por la guerra, y eso que por su cercanía con Ucrania se han visto muy afectados, pese a ello las buenas políticas económicas implantadas por el Gobierno de Viktor Orbán y de Mateusz Morawiecki han hecho que Hungría y Polonia crezcan por encima de la media.
Ambos países han demostrado su solidaridad al ser los que más refugiados ucranianos han acogido por la guerra, y eso que por su cercanía con Ucrania se han visto muy afectados
Recuerden que Polonia, ante la crisis, bajó impuestos, por entre 3.500 y 4.500 millones de euros con el ‘Escudo anti-inflación 2.0’, entre ellos: del IVA de la gasolina del 23 al 8%, del IVA de la luz del 23% al 5%; y suspensión del IVA del gas, que pasa del 8% al 0%, apostó por la nuclear anunciando la construcción de seis nuevas centrales, y se mantiene como el país de la Unión Europea con menor tasa de desempleo, 2,7%. Hungría por su parte, ha visto crecer su economía en los últimos doce años, cuando Orbán llegó al poder en 2010 encontró una economía "totalmente rota", y dedicó los primeros años de su gobierno a tratar de fortalecer y recuperar de una forma coordinada el empleo, los sectores económicos y la revitalización de la familia, convencidos de que "no es posible construir una sociedad sana sin familia”. Gracias a sus iniciativas económicas ha hecho que la maternidad se vea incrementada en un 25%. Por ejemplo, el 2,5% del PIB se dedica a la promoción de la familiala, el IRPF se reduce en función del número de hijos e incluso se ve suprimido para los jóvenes menores de 25 años.
Y todo ello sin fondos europeos. Polonia y Hungría están mal vistas en Bruselas, entiéndanlo, defienden su Constitución sobre la europea y su soberanía, no están dispuestos a dejar que los niños y jóvenes sean adoctrinados, defienden la vida y la familia y son fieles a sus principios cristianos. Nada de esto gusta a Bruselas, el Nuevo Orden Mundial imperante en una Europa decadente ha conseguido que todo lo católico se convierta en ultra y fascista, y los únicos que mantienen los verdaderos valores europeos, los valores cristianos, son Hungría y Polonia.