El Fiscal Especial para el Departamento de Justicia, Jack Smith, designado por el Fiscal General de la Administración Biden, Merrick Garland, trata de sortear la doctrina sobre la inmunidad presidencial que fijó hace tan solo un mes el Tribunal Supremo para tratar de imputar de nuevo al expresidente y candidato republicano a las elecciones presidenciales, Donald Trump.
En esencia, el Alto Tribunal declaró que los presidentes y expresidentes gozan de inmunidad cuando se trata de actuaciones que derivan del ejercicio de sus funciones como inquilinos de la Casa Blanca. Así, tanto Trump como el resto de presidentes tienen “inmunidad absoluta” frente a procesos penales por “actos oficiales” durante su mandato, pero aún pueden enfrentar sanciones penales por “actos no oficiales”.
La Corte aclaró que no existe inmunidad para actos que no estén relacionados con las funciones oficiales del presidente
“Por lo tanto, el presidente no puede ser procesado por ejercer sus poderes constitucionales básicos y tiene derecho, como mínimo, a una presunta inmunidad procesal por todos sus actos oficiales”, redactó Roberts.
Con esta actuación de dudoso fundamento jurídico, Smith pretende mantener de forma artificial la causa abierta contra Trump, además debe tenerse en cuenta que el Departamento de Justicia, tradicionalmente, ha mantenido el criterio de no adoptar decisiones que pueden influir en las elecciones.