El 19 de junio, se celebró la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia y se confirmó: los franceses eligieron a Macron como presidente, pero no están convecidos y quieren ponérselo difícil para gobernar. Pero abrían la puerta al neocomunismo, la extrema izquierda populista, Nueva Unión Popular Ecologista y Social (Nupes), de Jean-Luc Mélenchon sacó 130 diputados. Con lo que Francia le daba un 'tirón de orejas' a Macron, pero continuaba siendo progre. Y, tras el fallo del pasado viernes del Tribunal Supremo, donde derogaba la protección legal del aborto en Estados Unidos, los representantes políticos franceses han corrido para ser más progresistas que nadie.
La portavoz de LREM en la Asamblea Nacional ha sido la primera en pronunciarse, y ha anunciado que presentará un proyecto de ley constitucional destinado a garantizar el aborto. Aurore Bergé, afirmaba que lucharán por “el respeto al aborto en nuestra Constitución”. Su propuesta era secundada por el partido progresista La Francia Insumisa, Mathilde Panoy, su líder, lo confirmaba. Y la formación de Mélenchon afirmaba que presentarían un texto propio en el mismo sentido.
Por su lado, Emmanuel Macron lamentó el "cuestionamiento" de las libertades de las mujeres y subrayó que "el aborto es un derecho fundamental para todas" tras conocerse el fallo en Estados Unidos. Y la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, era más clara y expresaba el apoyo del Gobierno francés de Macron a la iniciativa de dar rango constitucional al aborto en Francia. "Debemos grabar este logro en piedra", ha afirmado Borne en un mensaje publicado en Twitter.
Macron ya solicitó en enero al Parlamento Europeo en Estrasburgo que el aborto y la protección ambiental sean incorporados de manera explícita (UE) en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, por lo que no es de extrañar que Macron de un paso más en contra de la vida y por la cultura de la muerte.