No dejen de leer el artículo publicado por el exministro Jorge Fernández, este domingo 6, en la Razón. Se atreve un hombre público a contar la historia del siglo XX en clave de las apariciones marianas de Fátima (1917) y su osadía tiene premio: acierta. Un resumen brillante de la historia del siglo XX y de su colofón, que es nuestra centuria.

Y añadan esto, que proviene de otras apariciones marianas -sí, aún no reconocidas por la Iglesia aunque alabadas por Pablo VI- las de San Sebastián de Garabandal, a cuatro niñas santanderinas. Allí, en 1964, la Virgen les dice a Conchita y sus tres amigas que el comunismo vendrá de la mano de una invasión rusa de Europa. Las cuatro niñas videntes de Garabandal describieron las circunstancias sociales que rodearán la llegada del Aviso en diversas ocasiones. Según estas narraciones, poco antes del Aviso "se desatará de modo rápido e inesperado una circunstancia liderada por Rusia que implicará que la sociedad en todo el mundo, y Europa principalmente, se verá dominada de nuevo por el comunismo". En un éxtasis, Conchita llegó a decir que, si no nos convertíamos, Rusia se haría dueña del mundo, en lo que coincide con el mensaje de Fátima, de casi 50 años atrás. Y ojo a la apostilla final: "El mundo no lo esperará, porque falsamente creerá que el comunismo había desaparecido". 

Volvamos al artículo que nos ocupa: Nuestra Señora de Fátima destruyó el estalinismo, pero el sucesor del régimen de los soviets es el "putismo" -con perdón- y Occidente no entiende a Putin. La Virgen María sí. Por de pronto, no conviene confundir el final de comunismo en Europa, fechado en 1989, mismamente en la Fiesta de la Inmaculada Concepción, del que habla Fernández en el artículo, con un revival de la perniciosa influencia rusa en un Occidente que, en lugar de regenerar el comunismo, degeneró el mismo hacia un capitalismo orgulloso, ateo... y un pelín lamentable.

Volvamos a Putin. Todo lo anterior no debe entenderse como una justificación de la salvajada ucraniana. Don Vladimir se está comportando con una crueldad miserable con los ucranianos. Hay que pararle los pies y deberíamos haberle parado antes de que comenzara todo, solo que el Occidente cobarde no lo hizo. Cuando Rusia colocó 100.000 soldados en la frontera, Occidente debió colocar otros 100.000 en el este y norte de Ucrania. Por tanto, Putin es el culpable de la matanza pero no es el causante de la misma.

Mientras Putin apostaba por quien debería haber apostado Occidente, por Bashar Al-Asad, la pareja de cretinos formada por Obama y Biden, lo hacía por la "primavera árabe", o sea, por el Estado Islámico

La causa es la decadencia de Occidente, que ha abandonado sus principios cristianos y que, en su soberbia infinita, sobre todo por parte de la progresía norteamericana, en especial del Partido Demócrata, no ha aceptado a Rusia en Occidente -y Rusia es Occidente- y tras vencer la Guerra Fría, gracias a la Virgen María, pretendió condenar al ostracismo a Rusia. Y a Putin no le dio la gana aceptarlo. Por eso estamos donde estamos aunque, insisto, eso no justifique la matanza de Moscú. 

Recordemos que el peligro de la moralidad de Putin es doble: panteísmo y fatalismo. Putin cree en la Madre Rusia, esta es su nota más peligrosa, y, por tanto, no va a tolerar la derrota: antes prefiere inmolarse y sacrificar al mundo. Antes prefiere la guerra nuclear.

Volvamos atrás por un momento. Barack Obama aquel infatuado personaje, enamorado de sí mismo, repetía sobre Putin aquella muestra de chulería hawaiana, aquello de "este tipo no me cae bien". Y así, mientras Putin apostaba por quien debería apostar por Occidente, por Bashar Al-Asad, el Occidente dirigido por la pareja de cretinos formada por Obama y Biden, lo hacía por la "primavera árabe", o sea, por el Estado Islámico.

Garabandal: el mundo no esperará el despertar de Rusia porque pensará que el comunismo ya había sido vencido

Su entonces vicepresidente y ahora sucesor en la Casa Blanca, Joe Biden, que no era un chulo, solo un anciano senil, se estrenó con aquello de Putin "es un asesino". Y así, en lugar de introducir a Rusia en la UE y derruir la OTAN, colocando la frontera de Occidente, no en Ucrania sino en Vladivostok, los idiotas eurócratas de Bruselas y los estúpidos dirigentes demócratas de la Casa Blanca, convirtieron a Putin en el enemigo... cuando el enemigo real era China.

Pero todo esto comenzó en Fátima: lean a Jorge Fernández. Escribe mucho mejor que yo, aunque sea mucho más feo que yo.