Contemplando la rueda de prensa bajo la nieve, que ayer ofrecieron en Letonia el secretario general de la OTAN, y los primeros ministros de España, Letonia y Canadá, Justin Trudeau, jactándose estos dos últimos de poco menos que tener a Vladimir Putin contra las cuerdas, recordé lo que aquel deslenguado poeta y periodista, llamado Irving Layton pronunció, precisamente sobre el papá del jactancioso primer ministro canadiense: "Con Pierre Trudeau Canadá ha producido, por fin, un líder político digno de ser asesinado".
El motivo de la rueda de presa internacional, bajo la nieve letona, con los corifeos de televisión española, asegurando que la base militar española estaba situada a pocos kilómetros de Rusia (y a muchos de Ucrania) como si que Pedro Sánchez se estuviera 'jugando la vida' a pocos metros de la trinchera, era informar sobre la evolución de la guerra de Ucrania.
El ejército ruso empieza a comprobar que la guerra del siglo XXI exige aniquilar civiles. No te enfrentas a un Ejército te enfrentas a toda la población
La mejor pregunta la formuló un periodista español, y la dirigió al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg: ¿Qué hará la OTAN si Rusia da un paso más, tras Ucrania y entra en territorio de la Alianza? Es decir, ¿Occidente entraría en combate directo con los rusos? La respuesta ya se la pueden imaginar. Ni sí, ni no. Estamos para mantener la paz, la diplomacia y esas cosas.
Veamos la situación tras las últimas 24 horas: mientras Putin acelera la invasión, Occidente reacciona a su modo. Sánchez, de manera cobarde y bochornosa. acogerá a 12.000 refugiados (Polonia 900.000) y enviará 150 soldados a Letonia: ¡Tiembla Putin! Todo ello vendido con la insufrible arrogancia sociopodemita. Parece como si el mundo entero, y en especial Ucrania, estuviera pendiente de lo que hace don Pedro en el Palacio de la Moncloa.
A esto sumen la vergüenza de Estados Unidos: Joe Biden se conforma con no comprar petróleo ruso y la OTAN ofrece armas a Kiev, pero no se enfrentará a Putin.
Ucrania: ni el ejército más poderoso puede dominar a una población desesperada, convencida de que no tiene nada que perder
Siento vergüenza y bochorno por la cobardía infinita de Occidente, Europa y Estados Unidos, que encima presumen de estar más unidos que nunca... en la mezquindad.
Eso sí, hay esperanza: el ejército ruso empieza a comprobar que la guerra del siglo XXI exige matar a civiles. No se puede conquistar un país que no quiere ser conquistado porque la rapidez en las comunicaciones y la propia vida urbana que hemos creado, para bien y para mal, hace que no te estés enfrentando a su ejército sino a toda su población, te enfrentas a sus familias. Y encima, Putin subestimó a los ucranianos. Pensó que iba a ser un paseo militar.
Dicho de otra forma: el descubrimiento de la guerra de Ucrania es este: ni el ejército más poderoso del mundo puede dominar a una población desesperada, convencida de que no tiene nada que perder. Puede aniquilarla, pero entonces despertará la desesperación de otras muchas poblaciones, de otros muchos países.
En cualquier caso, Ucrania debe vencer a Putin, pero no olvidemos que Occidente no cree en nada, Putin sí.