La tiranía china de Xi Jinping no remite. Cada día se muestra más totalitaria y más sanguinaria pero continúa teniendo al mundo en un puño. Como aseguraba el martes el primer ministro chino, Li Qiang, el país seguirá liderando el crecimiento económico mundial.
Por su parte, tras la visita de Narendra Modi a Washington, la India acrecienta su tiranía religioso-panteísta, con un Gobierno indio que cada día es más descaradamente hindú y que persigue con saña a las dos religiones monoteístas allí presentes: cristianos y mahometanos.
Entre China e india no cabe un alfiler y ambas alientan a la Rusia de Putin, que no deja de ser la primera potencia nuclear del planeta, a pesar de que la guerra de Ucrania está suponiendo su descomposición interna. Para el resto saben que Moscú es Occidente.
Es la III Guerra mundial: la guerra entre la civilización cristiano-occidental y la civilización oriental-panteísta. Y Occidente la afronta descristianizado y dividido
Pekín y Delhi necesitan esta unidad porque el próximo escenario bélico será el Pacífico, muy probablemente Taiwan.
Por su parte, el peligroso Lula da Silva es quien permitirá la colonización china, primero económica, luego política, de Hispanoamérica, ya muy avanzada.
Tampoco desprecien a Sudáfrica, vital para el desarrollo del neo-leninismo en el mundo.
Es la III Guerra mundial: la guerra entre la civilización cristiano-occidental y la civilización oriental-panteísta. Y Occidente la afronta descristianizado y dividido.