En Irán continúan las protestas tras la muerte de Mahsa Amini, el pasado 16 de septiembre, una joven que murió tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico. Falleció tres días después de caer en coma tras desmayarse en un centro de detención, en medio de denuncias sobre torturas y malos tratos, recogió Hispanidad.
Para hacer frente a estas revueltas que, según el presidente Ebrahim Raisi son “disturbios” que atentan contra el orden social interno, se desplegó un fuerte operativo policial que utilizó todos los medios a su alcance para sofocar a estos grupos.
El uso de armas de fuego, gases lacrimógenos y pistolas taser escaló rápidamente la violencia en las protestas, por lo que, según un reporte difundido por la agencia de noticias de Human Rights Activists local, 200 personas fueron asesinadas durante los primeros 20 días de los incidentes -del 17 de septiembre al 5 de octubre-. Entre ellas, el estudio identificó a 18 niños y adolescentes, recoge Infobae.
Asimismo, el documento de 209 páginas da cuenta de 5.500 detenidos, de los cuales 123 son estudiantes y 36 activistas o periodistas. Por su parte, el régimen anunció que 60 ya fueron procesados a raíz de una nueva disposición de los fiscales por medio de la cual se prometió un proceso de justicia rápida para estos “alborotadores”.
200 personas fueron asesinadas durante los primeros 20 días de los incidentes -del 17 de septiembre al 5 de octubre-. Entre ellas, el estudio identificó a 18 niños y adolescentes
Estos números dan cuenta de la brutal situación que se vive en el país y que la diferencia de otras revueltas registradas en el pasado. En esta oportunidad, el eje de los reclamos no está centrado en cuestiones económicas sino que, por el contrario, se trata de una lucha política y en pos de hacer respetar los derechos humanos, añade Infobae.
Inclusive, es una lucha que va más allá de sólo los intereses de las mujeres -quienes se ven oprimidas por leyes arcaicas y misóginas que las obligan a vestir un velo y no les permite llevar su cuerpo al descubierto, entre otras-. Por el contrario, se extiende a un grupo más amplio de personas, sin distinciones de clase social, edad o religión, entre ellas los kurdos y suníes, que son considerados grupos oprimidos, víctimas de todo tipo de discriminación -y a los cuales pertenecía Amini-.
A estas voces se sumaron las de los jóvenes -con un promedio de 15 años de edad- y cuyo rol fue fundamental. Las redes sociales fueron uno de los medios de comunicación que más ayudó a mostrarle al mundo lo que allí ocurría. Así, el hashtag creado tras la muerte de Amini alcanzó más de 300 millones de tweets y rompió un récord al convertirse en el primero en la plataforma en alcanzar esa cifra, recuerda Infobae.
Recordemos que en Irán manda la rama musulmana de los chiitas. Mientras que en Arabia Saudí manda la rama musulmana de los sunitas. Ambas ramas se caracterizan por su escaso aprecio a las libertades y los derechos humanos, como está quedando de manifiesto últimamente.