En diciembre, EEUU creó una alianza -España renunció a participar, así como Francia e Italia- para garantizar el tránsito marítimo internacional en el mar Rojo, ante los ataques de los hutíes, lanzados desde Yemen con apoyo de Irán. Hablamos, por ejemplo, del ataque de cuatro pequeñas embarcaciones a un portacontenedores de la multinacional Maersk y bandera de Singapur, el último día del año, que fue repelido, en primer lugar, por la propia tripulación y posteriormente por helicópteros estadounidenses, que hundieron tres de las cuatro embarcaciones.
Lejos de apaciguarse, la tensión en la zona, por la que pasa el 30% del comercio mundial, va en aumento de tal manera que Irán envió la fragata Alborz, que este martes llegó al mar Rojo tras atravesar el lunes el estrecho de Bab al-Mandab. Lo cierto es que Alborz tiene poco que hacer frente a la flota de EEUU, pero su presencia, en cualquier caso, es una declaración de intenciones por parte de Irán y un nuevo dolor de cabeza para la Administración Biden, que tiene demasiados frentes abiertos en el exterior.
Sea como fuere, la respuesta de Irán ha provocado el repunte del precio del petróleo, versión Brent, que este martes amaneció cerca de los 80 dólares el barril tras subir más de un 2%, una subida que, no obstante, se ha ido moderando a lo largo de la mañana, situándose en el entorno del 1,8% a primera hora de la tarde.