Prosigue el conflicto bélico entre Israel y los terroristas yihadistas palestinos de Hamas, después de que el pasado 7 de octubre, estos últimos lanzasen un ataque contra Israel, desde la Franja de Gaza, lanzando más de 3.000 cohetes y con más de 2.000 terroristas que cruzaron la frontera entre Gaza e Israel, atacando bases militares y comunidades civiles, causando la muerte de más de 1.400 personas, entre ellos cerca de 300 jóvenes que fueron asesinados cuando participaban en un festival de música en suelo israelí. Unos 220 civiles, incluyendo mujeres y niños, fueron secuestrados por Hamas. 

En los últimos días, gracias a la tregua, se han venido intercambiando prisioneros entre ambas partes. En concreto, Israel ha liberado a 15 mujeres y 15 niños encarcelados en prisiones israelíes. Mientras que Hamás ha hecho lo mismo con 16 rehenes cautivos en Gaza, en el sexto día del acuerdo de intercambio de rehenes por presos en paralelo a un alto el fuego temporal.

No obstante, Israel y Hamás continúan negociando con la mediación de Estados Unidos, Egipto y Catar una ampliación de la tregua. 

Sin embargo, en el entretanto, hoy jueves se ha producido un ataque perpetrado por dos terroristas de Hamás en Jerusalén, a resultas del cual tres personas han muerto y otras ocho han resultados heridas. Los terroristas han sido abatidos por la Policía israelí. 

No es de extrañar, por tanto, que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, haya manifestado su intención de continuar con la guerra cuando finalice la fase actual de intercambio de rehenes por presos palestinos.

Mientras, el Ejército israelí dice estar verificando los informes de Hamás según los cuales el bebé Kfir Bibas, de 10 meses, su hermano Ariel, de 4 años, y su madre Shiri, retenidos como rehenes por Hamás, han muerto en un ataque aéreo anterior en Gaza. "Hamás es totalmente responsable de la seguridad de todos los rehenes en la Franja de Gaza", se lee en un comunicado.

Y en todo este contexto, las donaciones a organizaciones benéficas vinculadas a Hamas aumentan un 70% desde el ataque del 7 de octubre, dicen funcionarios israelíes.