Por fin se ha desvelado la gran incógnita de quién acompañaría a Joe Biden en el ticket demócrata como candidato a la vicepresidencia. Biden ha elegido -¿seguro que ha sido él?- a la senadora por California y excandidata en las primarias presidenciales del Partido Demócrata de este año, Kamala Harris, quien partía como favorita en las apuestas. Como toda la cúspide del Partido Demócrata actual, es ultra en el fondo pero moderada en las formas. Es decir, que no es una chiflada antisistema pero es peligrosa. Además, cuenta con todos los tópicos políticamente correctos.
Kamala Harris nació en la ciudad de Oakland, en la Bahía de San Francisco, hace 55 años. De padre jamaicano y madre india, creció en el seno de un hogar acomodado, al ser su padre profesor de Economía en la prestigiosa Universidad de Stanford y su madre investigadora médica contra el cáncer. Curso sus estudios en las Universidades de Howard y de California.
En 1990, comenzó su carrera como fiscal en el Condado de Alameda. En esta época, mantuvo una relación sentimental con el entonces presidente de la Cámara de Representantes de California y posterior alcalde de San Francisco, Willie Brown, quien la designó para diversos cargos en la Administración californiana. Entre ellos, en la extinta Comisión para la Asistencia Médica de California, como recogen Fox News y Washington Examiner.
En 2004, de nuevo con el apoyo del ya entonces alcalde Brown, fue elegida Fiscal de Distrito de San Francisco. En esta época, destacó por sus iniciativas a favor de la reinserción de delincuentes, muy aplaudidas por los sectores más izquierdistas del partido. Dichas políticas tuvieron escasa efectividad en la lucha contra el crimen y la inseguridad ciudadana, uno de los problemas más graves, todavía hoy, en la ciudad de San Francisco… pero a ella le fueron de mucha utilidad para su currículo.
Harris es una ultra pero de apariencia moderada y menos majadera que otras feministas demócratas de la corriente antisistema de la formación, liderada por las congresistas Alexandria Ocasio Cortez o Ilhan Omar
En el año 2011, saltó a la fama, por convertirse en la primera mujer de color y de origen asiático en convertirse en Fiscal General de California. Durante su mandato, destacó por ser una gran defensora del colectivo LGTBI, al luchar intensamente en los tribunales contra la denominada Proposición 8. Dicha medida fue aprobada por referéndum popular en el año 2008, y suponía la prohibición del matrimonio homosexual en California. Durante este período, en 2014, contrajo matrimonio con el abogado Douglas Emhoff, con quien convive, junto con las dos hijas del primer matrimonio del letrado.
Con posterioridad, en 2017, fue electa como senadora por California, cargo que desempeña hoy en día. Como senadora, ha destacado por ser una abanderada de la ideología progre en todas sus vertientes y una de las legisladoras más beligerantes contra el presidente de EEUU, Donald Trump. Fue una de las promotoras en el Senado de lo que luego se demostró una farsa, la trama rusa y una de las voces principales del fallido intento de impeachment contra Trump.
En 2019, anunció su candidatura a las primarias presidenciales demócratas de este año. Si bien inicialmente su candidatura cobró gran interés, nunca llegó a despegar en las encuestas y se retiró… antes incluso de las primeras votaciones.
Pero, miren por donde, se destacó por ser la candidata más agresiva contra Biden en los debates. En primer lugar, apoyó las acusaciones de acoso sexual contra Biden, afirmando, en alusión a las mujeres que acusaban al líder demócrata: «Yo les creo y las respeto por su coraje». También calificó a Biden como racista, por su oposición, en los años setenta, a los denominados “autobuses contra la segregación”, que permitían el acceso a los autobuses escolares sin distinción racial y, en general, por su oposición a las políticas contra la segregación.
Pero ya lo ven: a pesar de haber calificado a Biden como “racista” y “acosador sexual”, Kamala parece no tener impedimento alguno en ser ahora su futura vicepresidenta.
El Partido Demócrata se ha buscado una sustituta ‘vendible’ para el caso de que se dispare la sospechosa senilidad de Joe Biden
También en los debates, Kamala se ha distinguido como una campeona en materia de aborto, criticando a Joe Biden, por haber defendido en el pasado la Enmienda Hyde, que impide destinar fondos públicos a la financiación de abortos. La actual candidata a vicepresidenta es si cabe más abortista aún que su jefe de filas… que ya es decir.
La elección de Kamala Harris como candidata a la vicepresidencia, supone un éxito para el aparato del Partido Demócrata. Así, el partido impone una candidata de apariencia moderada, alejada de la majadería y los exabruptos de la corriente antisistema de la formación, liderada por las congresistas Alexandria Ocasio Cortez o Ilhan Omar.
No obstante, la moderación de Kamala es únicamente formal. En materia ideológica, es una de las abanderadas de todas las causas radicales progresistas. La elección de Kamala no es casual, cumple todos los tópicos progres: mujer de color y además asiática, feminista, abortista y pro LGTBI. Tampoco es casualidad la edad de la candidata, por cuanto Kamala se configura por el Partido Demócrata no solo como candidata a vicepresidenta sino también, quizás, como posible sucesora de Biden, en caso de que, llegado el momento, la aparente senilidad de Biden resulte insostenible.
El tiempo dirá si Kamala será vicepresidenta… o presidenta, porque las dudas sobre la senilidad de Biden nadie ha conseguido ahuyentarlas.
En cualquier caso, el partido se ha buscado una sustituta ‘vendible’. Recuerden que en EEUU si el presidente deja de serlo no hay elecciones: le sustituye directamente el vicepresidente.
¿Y Michelle Obama? Tendrá que esperar.