Kamala Harris se burló de un hombre que se atrevió a citar a Dios durante uno de sus actos de campaña. De inmediato, la sonrisas le sugirió que abandonara el mitin. Si hubiera blasfemado del nombre de Cristo, Harris hubiera torcido el gesto por aquello de las malas formas pero convendría en que se trataba de una muestra de libertad de expresión de lo más respetable. 

Pero claro, un tipejo fascistoide que se atreve a gritar que “Jesús es el Señor”, que no deja de ser lo mismo que piensan millones de personas de todas las culturas y civilizaciones, desde hace 20 siglos... eso no puede ser. La candidata demócrata a la Casa Blanca le aconsejó que abandonara el acto. Eso sí, sin dejar de sonreír, a lo peor porque no sabe dejar de sonreír. La sonrisa es una gran virtud salvo en quien le resulta imprescindible.

Chesterton sentenció que en esta vida se puede ser dos cosas: o cristiano o panteísta. Harris, teóloga de postín, ha conseguido ser ambas cosas a la vez: toda una macedonia mental 

Harris conseguía así cerrar su propio círculo: no es que ignore a Cristo, es que le tiene bastante manía. Ahora bien, doña Kamala es una progresista, por tanto, tolerante: está dispuesta a tomar en serio a cualquiera menos a un católico. Porque recuerden, se puede decir de todo pero hay cosas que no se pueden decir. Por ejemplo, no se puede citar a Dios. No se trata de negarle, sino de actuar con elegancia democrática, como si no existiera. Dios existe, claro, porque a ver, si no, cómo se explica este mundo, pero, ojo: no se habla de dinero en la mesa ni se cita a Dios en público. 

Al tiempo, en Estados Unidos crece el pensamiento invertido de Taylor Swift. La bailante aseguró que votaría por Harris porque Estados Unidos debe vivir en calma y no en caos. Precisamente, si gana Kamala Harris es cuando estaremos en peligro del caos progre que siempre lleva a lo mismo, la ley del más fuerte. Con Donald no empezó ninguna guerra, con Joe y Kamala, unas cuantas y la amenaza de una guerra global. 

De hecho, la historia no es sino una repetición del viejo axioma: cuando el hombre vive de cara a Dios impera la ley natural, cuando no, impera la ley de la Selva. No les voy a concretar qué ley impera en el siglo XXI porque me encantan las adivinanzas fáciles.

En Estados Unidos crece el pensamiento invertido de Taylor Swift: calma y no caos. Precisamente, si gana Kamala Harris es cuando estaremos en peligro de caos progre, que, al negar la Ley Natural, termina en la Ley de la Selva

No es sólo la enseñanalgas Taylor: los hombres del espectáculo se han lanzado como un sólo hombre al tópico: el peor candidato de cuantos he vivido es Donald Trump, advierte The Boss, o sea Bruce Springsteen, ese mismo que intercambió sus enternecedoras vivencias con Barack Obama, aquel presidente norteamericano que le dio la vuelta al mundo. Es más: lo puso boca abajo.

Nos jugamos mucho en las elecciones presidenciales norteamericanas del próximo 5 de noviembre. Algo más que un sistema económico o un mundo de tensiones, o la elección entre Cristo y el nihilismo Woke. De hecho, creo que en los comicios gringos deberíamos votar todos los habitantes del planeta. Nos afecta a todos.

Y los hombres del espectáculo se han lanzado como un sólo hombre al tópico: “el peor candidato de cuantos ha habido es Trump”, advierte el Boss, el mismo que intercambió sus profundas vivencias con Barack Obama para demostrar que no era racista, sino progresista

Aún así, aunque gane Harris, ya saben que el problema de los Woke es que, como no les gusta engendrar y si se les escapa el niño lo abortan, solo pueden durar una generación. El mundo del futuro es de los que engendran. Sus contrarios, los que odian a los bebés, tienden a extinguirse.   

Pero en el entretanto, Kamala, no tomes el nombre de Dios en vano. Aunque seas bautista, la más progresista de las sectas protestantes, una rama luterana difícil de definir porque en ella se han mezclado congregacionistas, puritanos y otras malas hierbas pero que, en pocas palabras, defienden que el único sacramento que importa es el bautismo. A partir de ahí puedes pensar, decir o hacer lo que te venga en gana. Total: ¿a quién le importa?

Lo bueno de la ideología Woke es que sólo durará una generación: no tienen hijos

Pero, ojo, Kamala va más allá. La candidata ha metido en la thermomix las creencias panteístas orientales, que eso ya es contradicción flagrante de nota alta, la mayor que existe en términos teológicos: la de cristianismo y panteísmo. Chesterton sentenció que en esta vida se pueden ser dos cosas: o cristiano o panteísta. Harris, teóloga de postín, ha conseguido ser ambas cosas a la vez: toda una macedonia mental. 

Conclusión: que ni me cites el nombre de Cristo: es de mala educación.