Además de pésima, la noticia es muy preocupante porque Telegram era, hasta ahora, el único reducto de libertad de expresión frente a Facebook (Whatsapp, Instagram), Google (Youtube) y Twitter, que censuran todo aquello que cuestione el pensamiento único global, esto es, la ideología de género, el cambio climático, la información oficial sobre el Covid…

Ha sucedido en Brasil, donde el juez del Supremo, Alexandre de Moraes, decretó el viernes la suspensión de la actividad de Telegram en el país por sus “reiterados incumplimientos” de órdenes judiciales. Entre ellas, la de nombrar un representante legal en Brasil y la de explicar su plan para combatir la desinformación.

Sin embargo, lo que buscaba el juez era algo mucho más concreto: que Telegram censurara los mensajes del presidente Bolsonaro que, atención, lo único que hizo fue cuestionar la transparencia de las urnas electrónicas. Eso, según el juez Moraes, es desinformar y merece ser censurado, algo que Bolsonaro consideró “inadmisible”.

La orden del juez de bloquear Telegram duró menos de 72 horas, el tiempo que, según Moraes, tardó la compañía en cumplir sus requerimientos, de tal manera que el domingo el juez ordenó el restablecimiento de la aplicación de mensajería.

La censura a Bolsonaro se produce a solo siete meses de las elecciones presidenciales en las que Lula da Silva parte como favorito, según los sondeos. No conviene olvidar que Bolsonaro ganó las anteriores gracias a las redes sociales, que utilizó para comunicarse directamente con los electores y prescindir así de los medios de comunicación, la mayoría contrarios a su candidatura.

Lo del juez Moraes supone cortar ese hilo de comunicación directa que aún mantenía Bolsonaro, y que se llama Telegram. En cualquier caso, ¿cómo es posible que en un país democrático un juez pueda decretar el cierre de una aplicación de mensajería y/o la censura de determinados mensajes, sin juicio previo?

Recuerden que Bolsonaro llegó a la Presidencia de Brasil saltando por encima de los medios de comunicación, que le eran hostiles. Por tanto, ahora, como se hizo con Donald Trump, se trata de cerrarle también la vía de Internet.

La censura aumenta en Internet, que agrandó la libertad de expresión y a la prensa independiente.