Irak es un país que se ha convertido en un polvorín, debido a las tensiones que enfrenta.
Como se recordará, en 2003 el país fue invadido por una coalición formada sobre todo por EEUU y Reino Unido con la excusa de liberarlo del dictador Sadam Hussein, al que acusaban de poseer armas de destrucción masiva. Posteriormente, los militares estadounidenses se retiraron en 2011. Ahora, vive bajo el influjo de Irán.
Pero tras la eliminación de Hussein, el país se vio envuelto en una crisis política que tuvo como uno de sus principales episodios la formación del Estado Islámico (una escisión de Al Qaeda) en 2013, de corte sunita, autoproclamando el 'Califato'. La guerra del Gobierno y ejército iraquí (apoyados por militares de otros países, liderados por EEUU) contra esta organización yihadista terminó el 9 de diciembre de 2017, con su expulsión del país, aunque su influencia sigue viva en la zona en forma de atentados, etc., mediante células autónomas.
Los militares españoles ayudan a transportar con helicópteros Cougar a las tropas internacionales cuya finalidad es combatir el yihadismo
En la actualidad, pese a la retirada de las tropas estadounidenses, todavía permanecen en Irak algunas bases militares en las que conviven efectivos de varios países, entre ellos España (los militares españoles ayudan a transportar con helicópteros Cougar a las tropas internacionales), cuya finalidad es combatir el yihadismo y evitar la resurrección precisamente del Estado Islámico.
Y una de esas bases militares, de nombre Al Asad, fue atacada con cohetes el pasado sábado 20 de enero, sin que se hayan producido bajas. Los proyectiles fueron lanzados desde la provincia de Ambar (en el mismo Irak). Algunas informaciones señalan a las milicias proiraníes de la Resistencia Islámica de Irak -Kataib Hizbulá- como las autoras del ataque.
El contexto de este ataque es la guerra en Gaza entre Israel y los terroristas yihadistas palestinos de Hamas (estos últimos apoyados por Irán).
Además, este fin de semana Israel ha matado a cinco soldados de las Guardias Revolucionarias de Irán en Damasco (capital de Siria) y a otras ocho personas, lo que puede interpretarse como una provocación del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para globalizar la guerra todavía más (recordemos que el conflicto se extiende hacia el índico, con los bombardeos mutuos entre Irán y Pakistán).
Un Netanyahu que, por otra parte, este fin de semana respondía a la insistencia del presidente estadounidense Joe Biden de crear dos estados ("hay varios tipos de soluciones de dos Estados", dijo Biden), con estas palabras ofrecidas por la oficina del primer ministro israelí: "En su conversación con el presidente Biden, el primer ministro Netanyahu reiteró su política de que, una vez destruido Hamas, Israel debe mantener el control de seguridad sobre Gaza para garantizar que Gaza deje de suponer una amenaza para Israel, un requisito que contradice la exigencia de soberanía palestina".
Luego, el mismo Netanyahu, en un mensaje en la red social X (ante Twitter), declaró: "No transigiré con el pleno control de la seguridad israelí sobre todo el territorio al oeste de Jordania, y esto es contrario a un Estado palestino".