Según informó el periódico nicaragüense Confidencial, en Nicaragua, la mujer del dictador Daniel Ortega, Rosario Murillo, se hizo con el poder total en la Corte Suprema de Justicia (CSJ), al sacar —en la última semana— a su presidenta Alba Luz Ramos, y destituir a los directores de áreas claves de ese poder del Estado.

El periódico añade que, bajo órdenes de la Presidencia, un grupo de policías desalojaron de su oficina y enviaron a su vivienda a la magistrada Ramos. Después hicieron lo mismo con la magistrada Yadira Centeno González, presidenta de la Sala Civil y de Familia.

El exfuncionario judicial Yader Morazán, especialista en administración de justicia, y el exdiputado Eliseo Núñez, analista político, coincidieron en que la “barrida” de Rosario Murillo en el Poder Judicial se puede calificar como “un golpe de Estado”. “Técnicamente es un golpe de Estado. Están sustituyendo el poder de un poder del Estado. En este caso, están pasando por encima de la inmunidad de dos magistradas”.

Para Núñez, la primera dama busca eliminar “focos de resistencia” a su ascenso como sucesora del dictador Daniel Ortega. “Muchas de las filtraciones que se dan (a la prensa) y muchos de los temas que no se fallan a como ella dice son parte de la resistencia”.  “Ella (Murillo) ahora está eliminando todos los focos de resistencia y está ocupando la fuerza para arreglar todo esto”, apostilló.

Así pues, en Nicaragua, el matrimonio Ortega ya ni disimula. Además de peseguir a quienes discrepan de sus políticas --como la iglesia católica--, van copando los puestos clave del poder de la nación, hasta conseguir una dictadura de manual.