Un refugiado afgano ha asesinado en Alemania, al menos a dos personas y entre ellas a un niño de dos años.

Hasta el mismo canciller, el socialista, Olaf Scholz se ha visto obligado a preguntarse qué hacía el tal refugiado en suelo alemán y cómo es posible que se recrudezcan, semana tras semana, actos vandálicos, cuando no homicidas, por parte de esos refugiados, aquellos a los que doña Angela Merkel abrió los brazos... la inmensa mayoría de ellos musulmanes. 

Por supuesto, si se oculta la nacionalidad más aún se oculta de la religión y, si no es posible ocultarla, se asegura que el verdugo sufría problemas mentales. Siempre que una mujer o un musulmán se comportan violentamente... es que sufren problemas psicológicos. 

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