Lejos de amilanarse ante la progresía mediática, y sin dormirse en los laureles, a pesar de su aplastante victoria en las elecciones presidenciales, los primeros nombramientos del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, revelan que el republicano ha optado por un ejecutivo combativo y defensor de los valores tradicionales, es decir, cristianos.
Aunque todavía no se conocen los titulares de algunas carteras ministeriales relevantes, el perfil de los designados es claro. Firmes conservadores y profundamente trumpistas. Trump, sin duda, quiere evitar los problemas que tuvo en su primer ejecutivo, con nombres de dudoso credencial conservador, que trataron de obstaculizar desde dentro al propio ejecutivo. No obstante, tendrán que ser confirmados todos los cargos por el Senado.
Como jefe de gabinete de la Casa Blanca, Trump ha designado a su directora de campaña, Susie Wiles, que se convertirá en la primera mujer que ocupa tan relevante cargo
El primer nombramiento que hizo Trump fue el de jefe de gabinete de la Casa Blanca. Ha designado a su directora de campaña, Susie Wiles, que se convertirá en la primera mujer que ocupa tan relevante cargo. Wiles ha sido el cerebro en la sombra de la campaña presidencial republicana. A sus 67 años y veterana de múltiples campañas electorales, ha tenido una influencia decisiva en la estrategia de Trump en estos comicios, que ha recordado mucho a la campaña presidencial de Ronald Reagan de 1984, con quien también trabajó Wiles.
Hasta ahora, quizás el cargo más relevante nominado es el de secretario de Estado, considerado el puesto más relevante en Estados Unidos después del presidente y el vicepresidente, máxime en un tiempo de gran inestabilidad a nivel internacional, como el presente. El elegido ha sido el prestigioso senador por Florida Marco Rubio, quien a sus 53 años, se convierte no sólo en el primer hispano en ser jefe de la diplomacia estadounidense, sino también en el hispano que alcanza el puesto más relevante en la historia política de Estados Unidos.
Marco Rubio, quien a sus 53 años, se convierte no sólo en el primer hispano en ser jefe de la diplomacia estadounidense, sino también en el hispano que alcanza el puesto más relevante en la historia política de Estados Unidos
Durante años, hemos sostenido en Hispanidad que, pese a los encontronazos que sufrieron en las primarias presidenciales de 2016 donde ambos eran candidatos, Donald Trump y Marco Rubio rehicieron su relación, y se convirtieron en grandes aliados, por ello pronosticábamos la posibilidad de que Marco Rubio terminara por ser secretario de Estado de una segunda Administración Trump, tal y como ha ocurrido.
De profundas convicciones católicas, y padre de cuatro hijos, Rubio se ha distinguido durante toda su carrera política como un defensor de los valores cristianos y de los principios no negociables.
La elección de Rubio supone que las prioridades de la Administración Trump-Vance en materia de política exterior serán Hispanoamérica, y las amenazas de China e Irán. Rubio se ha mostrado favorable a una solución acordada a la guerra entre Rusia y Ucrania.
En cuanto a Hispanoamérica, la cuestión de la crisis en la frontera sur con México, uno de los peores legados que deja la Administración saliente de Joe Biden y Kamala Harris, será uno de los grandes quebraderos de cabeza para la Administración Trump-Vance. En este punto, la relación con México y, en particular la lucha contra las mafias de tráfico de drogas y personas será un objetivo fundamental en la gestión de Rubio al frente de la diplomacia estadounidense.
De profundas convicciones católicas, y padre de cuatro hijos, Rubio se ha distinguido durante toda su carrera política como un defensor de los valores cristianos y de los principios no negociables
La nominación del cubanoestadounidense ha sido una gran noticia para los defensores de la libertad en Hispanoamérica, y un jarro de agua fría para los regímenes chavistas, dado que Rubio siempre ha sido considerado como una amenaza por dictadores como Nicolás Maduro de Venezuela y por el régimen castrista cubano.
La preocupación de Trump por contrarrestar a la tiranía comunista china se confirma no sólo por la apuesta de Rubio como secretario de Estado, sino porque el presidente electo recupera de nuevo a John Ratcliffe, quien fuera Director Nacional de Inteligencia de Estados Unidos en la primera Administración Trump, que se convertirá ahora en director de la CIA. Ratcliffe denunciaba ya en esa época que “China roba a las compañías americanas la propiedad intelectual, copia la tecnología y entonces reemplaza a las empresas americanas en el mercado global".
Trump ha optado por otra de los principales espadas de la formación republicana para la relevante embajada ante las Naciones Unidas. Así, ha propuesto a Elise Stefanik, jefa de bancada de los republicanos y, por tanto, número tres de los republicanos en la Cámara de Representantes como embajadora. Stefanik, una aliada de Trump, sucedió en el Congreso a la neocon Liz Cheney, defenestrada por su propios compatriotas en 2021, por su belicismo radical y su antitrumpismo rabioso. Cheney dijo entonces “que trabajaría para que Trump nunca vuelva a la Casa Blanca”. Algo que cumplió dado que, durante la campaña presidencial, ha comparecido en muchos actos de campaña en favor de la demócrata Kamala Harris, lo cual demuestra que si ya la corriente progresista neocon que representa Cheney era minoritaria en la formación conservadora ha pasado directamente a la absoluta insignificancia, dada la estrepitosa derrota de Harris frente a Trump la semana pasada.
En política exterior, Trump ha decidido encomendar la decisiva embajada de Estados Unidos en Israel a Mike Huckabee, histórico gobernador de Arkansas e icono de la derecha cristiana del partido,... y el nombramiento ha sido aplaudido por Israel
También en política exterior, Trump ha decidido encomendar la decisiva embajada de Estados Unidos en Israel a Mike Huckabee, histórico gobernador de Arkansas e icono de la derecha cristiana del partido. Además de ocupar durante más una década el puesto de gobernador, el ejecutivo de Arkansas fue candidato en las primarias presidencias republicanas en 2008, donde a pesar de su escasa financiación, fue el segundo candidato más votado con más de un 20% de los votos. Por aquel entonces, el Partido Republicano era muy distinto al de hoy en día, y un candidato con sólidos principios cristianos difícilmente podía hacerse con la candidatura republicana. De hecho, ese año, el partido nominó al ya difunto senador John McCain, un maverick progresista y enemigo acérrimo de Trump, que firmó el resultado de un candidato presidencial republicano en el siglo XXI. El nombramiento de Huckabee ha sido aplaudido por Israel.
Dada la persecución judicial que ha sufrido en los últimos años Trump, una de las grandes incógnitas era a quién situaría al frente del Departamento de Justicia, dado que esta unidad ha sido una de las más cuestionadas por la instrumentalización política por parte de la Administración de Joe Biden y Kamala Harris, habiéndose utilizado como un ariete contra Trump y la oposición republicana. Por ello, el presidente electo no ha decepcionado a las bases del partido, al haber seleccionado para el puesto al congresista por Florida Matt Gaetz, quien podría convertirse en fiscal general de Estados Unidos. Gaetz es el principal representante del ala libertaria del partido en la Cámara Baja y se espera que acometa una profunda reforma para garantizar la independencia del Departamento de Justicia.
Otro de los nombramientos más esperados, dada la grave crisis de criminalidad que sufre Estados Unidos, agravada por las medidas de eliminación de la financiación de las fuerzas del orden que han adoptado diversos ejecutivos demócratas a lo largo del país en estos últimos cuatro años, era el del responsable del Departamento de Seguridad Nacional. Al frente del mismo, estará Kristi Noem, gobernadora de Dakota del Sur. Noem es una estrecha aliada de Trump que, como ya contamos en Hispanidad, sonó como posible candidata a vicepresidente. Finalmente, el republicano optó por el senador por Ohio J.D. Vance, pero en todo caso, el nombre de Noem seguía sonando para asumir una relevante cartera, como así ha ocurrido. Cristiana, provida y defensora de los valores no negociables (vida, familia, Libertad de enseñanza y bien común), Noem goza de gran popularidad como gobernadora, cargo que ocupa desde 2019, y entre sus medidas destacan la prohibición de las cirugías trans en menores y la advertencia a las farmacias del Estado acerca de la ilegalidad de la dispensa de píldoras abortivas en el Estado. También se ha mostrado en contra del matrimonio homosexual y del aborto, habiendo defendido su prohibición total en su Estado, con la única excepción del supuesto de riesgo para la salud de la madre. Durante su mandato, Dakota del Sur también se ha consolidado como el Estado con mayor tasa de fertilidad de Estados Unidos, habiendo registrado un notable incremento de población en los últimos años. También se ha opuesto a la legalización del cannabis. Su perfil nacional creció durante la pandemia del Covid-19, por sus medidas favorables a la libertad individual, en contraposición a las medidas liberticidas de los Estados demócratas y posteriormente del presidente Biden, siendo una de las pocas gobernadoras que no adoptó medidas de confinamiento domiciliario en su Estado y que tampoco estableció la obligatoriedad de uso de las mascarillas. También prohibió los pasaportes de vacunación.
Al frente del Departamento de Seguridad Nacional estará Kristi Noem, gobernadora de Dakota del Sur, que es cristiana, provida y defensora de los valores no negociables
Pero, sin duda, por el momento, la gran sorpresa ha sido el nombramiento para la cartera de Defensa. Trump ha nominado a Pete Hegseth, como nuevo secretario de Defensa. Hegseth es veterano militar, habiendo participado en las guerras de Iraq y Afganistán, y desde 2014 ha trabajado en Fox News, primero como comentarista y desde 2017 como presentador. Ha destacado por su animadversión hacia el régimen de los ayatolás de Irán y es especialmente crítico con el movimiento woke y la “critical race theory” o “teoría crítica racial”, que persigue el fomento de la ideología radical del movimiento marxista Black Lives Matter (BLM) y similares en los centros educativos.
Sin duda, por el momento, la gran sorpresa ha sido el nombramiento como secretario de Defensa: Trump ha nominado a Pete Hegseth, veterano militar y presentador de televisión
En cuanto a Sanidad, se ha confirmado lo esperado, y será Robert F. Kennedy Jr. quien asuma el departamento de Salud. Hijo de Bobby Kennedy y sobrino de JFK, fue candidato independiente en las presidenciales de este año, y finalmente acabó por apoyar a Trump. Se ha distinguido por sus críticas a la gestión de la pandemia del Covid-19, habiendo cuestionado las medidas liberticidas adoptadas al respecto.
Entre las novedades orgánicas, el presidente electo ha optado por la creación de un nuevo organismo, el denominado Comisionado para la Eficiencia Gubernamental, que buscará eliminar la carga excesiva regulatoria, y a cuyo frente ha situado a Elon Musk y a Vivek Ramaswamy. Este último fue candidato en las primarias presidenciales republicanas de 2024, y tras retirarse apoyó con firmeza a Trump. Este cargo de nueva creación, no obstante, es una auténtica incógnita dado que se desconocen las competencias y el alcance que pueda tener su actuación.